La restauración de una finca en la Montaña del Chupadero se convierte en una piconera clandestina -Palas y camiones retiran, desde hace más de un año, toneladas de rofe de ese espacio protegido.
La Geria, esa zona agrícola mimada durante siglos por los campesinos conejeros, sigue sufriendo el ataque de desaprensivos y especuladores que no buscan más que su particular beneficio, violando cuantas normas se han establecido para conservar un paraje que tanto define y favorece turísticamente a Lanzarote. Hace más de un año que de la Montaña del Chupadero, en el término municipal de Yaiza, salen camiones y camiones con material volcánico, que según el Plan Insular de Ordenación Territorial de Lanzarote no puede extraerse ni trasladarse, pues transforma el suelo rústico, privándolo de sus virtudes agrícolas y modificando un paisaje consagrado por las normativas medioambientales. El caso ha sido denunciado varias veces en el Cabildo, sin que se haya puesto freno al saqueo, que se realiza bajo la cobertura de un permiso otorgado para realizar mejoras en una finca.
En efecto, los propietarios de parte de la ladera del cono volcánico obtuvieron a mediados del 2008 un permiso del Ayuntamiento de Yaiza, después del preceptivo informe del Cabildo, que consideraba compatible la actuación de mejora agrícola con la Ley Canaria de Espacios Naturales. En el permiso se apuntaban una serie de condicionantes que, evidentemente, no se han cumplido. Quizá la más importante era que no se podrían extraer materiales volcánicos, por ser necesarios para la puesta en cultivo de la finca y que, de sobrar lapilli, debería usarse en otras fincas de cultivo, debiendo detallar el promotor los lugares donde se usaban para tales fines agrícolas.
Un paseo por aquella parte de La Geria resulta desolador, y conversar con algún residente es muy ilustrativo sobre el atentado que se está cometiendo: «Llevamos muchos meses tragando el polvo que levantan esos volquetes; todos los que pasan por aquí lamentan el espectáculo; los turistas tienen que desviar sus cámaras pues las mordidas que están dándole al volcán son criminales». Al comentarle que se trataría de mejorar la finca y plantar nuevas parras nos dijeron claramente: «Esos no hacen otra cosa que sacar y vender el picón. Como verá, el rofe se va deslizando desde la cumbre a medida que lo sacan por abajo; el posible espacio agrícola se va reduciendo pues ya no se recogerá allí la tarosada, porque eso es lo que hace el picón, retener la humedad y propiciar los cultivos».
Lo curioso del caso es que el estrago paisajístico ya fue objeto de un debate en el Cabildo. En enero pasado, el grupo popular pedía que la presidenta respondiera a las denuncias presentadas contra lo que parecía una cantera minera. Quería saber igualmente si el Patronato Insular de Espacios Naturales se había reunido y si se estaban cumpliendo las condiciones exigidas en el permiso. La sospecha subyacente era que el material extraído se estaba vendiendo para la construcción o rellenar jardines en las zonas turísticas.
El grupo de gobierno (PSC) defendió la legalidad de la actuación al estar cumpliéndose las condiciones del permiso.
Fuente_La Provincia