Más de 100 grupos en representación de más de 5 millones de personas en Nigeria, entre ellos movimientos campesinos, organizaciones religiosas, movimientos sociales, asociaciones estudiantiles y grupos comunitarios locales, se oponen de forma contundente a los intentos de Monsanto para introducir algodón y maíz transgénicos en los sistemas agroalimentarios nigerianos. En la documentación presentada a las autoridades de bioseguridad, estos grupos han citado numerosas preocupaciones relativas a la salud y al medio ambiente, y han señalado el fracaso de estos cultivos (especialmente del algodón transgénico) en África. Amigos de la Tierra y Ecologistas en acción denuncian esta situación y muestran su apoyo a los colectivos involucrados.La filial de Monsanto en Nigeria ha solicitado a la Agencia Nacional de Gestión de la Bioseguridad (NABMA) que autorice el cultivo y comercialización de algodón transgénico. También se han solicitado ensayos en entornos confinados de dos variedades de maíz transgénico en varios lugares de Nigeria. En sus objeciones a la liberación comercial del algodón Bt en Nigeria [1], los grupos anteriormente mencionados se declaran especialmente alarmados por la rapidez con la que se ha presentado esta solicitud, justo después de que el fracaso del algodón Bt en Burkina Faso se haya hecho público.
Según Nnimmo Bassey, Director de Health of Mother Earth – uno de los grupos en primera línea de la resistencia: «nos ha sorprendido que estas solicitudes se hayan hecho justo después de haberse confirmado el fracaso de los transgénicos en Burkina Faso en varios estudios sometidos a revisión. No han traído más que miseria económica al sector del algodón, por lo que se van a retirar y además se exigirá una indemnización a Monsanto” [2]. Además, se pregunta: “dado que nuestra Ley de Bioseguridad acaba de implementarse, ¿qué legislación se ha utilizado para autorizar y regular estos ensayos de campo?»
Según los grupos objetores, el anterior presidente Goodluck Jonathan firmó a toda prisa la Ley Nacional de Gestión de Bioseguridad [3] durante los últimos días de su mandato. Resulta aún más preocupante el aparente conflicto de interés mostrado por las agencias reguladoras nigerianas, que apoyan públicamente la introducción de cultivos transgénicos en Nigeria cuando son organismos obligados por ley a permanecer imparciales y regular en favor del interés público. El maíz transgénico que Monsanto pretende introducir incluye un rasgo de tolerancia al herbicida glifosato. El 20 de marzo de 2015 la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), la agencia especializada en cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), evaluó la carcinogenicidad del glifosato y concluyó que el herbicida es «probablemente cancerígeno para los seres humanos” [4].
Según Mariann Orovwuje, coordinadora internacional de Soberanía Alimentaria de Amigos de la Tierra, «si se permitiera el cultivo de este maíz aumentaría el uso del glifosato en Nigeria, nuestros trabajadores rurales y las comunidades que viven cerca de los cultivos se verían expuestas a este tóxico”.
Amigos de la Tierra y Ecologistas en acción consideran que la solicitud de Monsanto no tiene en cuenta los posibles riesgos del glifosato para la salud humana y animal ni para el medio ambiente.
Los grupos instan al gobierno nigeriano a rechazar estas solicitudes de Monsanto. Señalan además la inquietud que les produce la falta de capacidad en el país para controlar y monitorear de forma efectiva los riesgos de estos cultivos transgénicos y del glifosato. Además, apenas existen análisis de la presencia de glifosato en los alimentos en Nigeria, ni de residuos de otros pesticidas, ni tampoco un seguimiento de su impacto sobre el medio incluyendo los recursos hídricos.
Blanca Ruibal | Amigos de la Tierra