Hace apenas unos días el cielo de Galicia volvió a teñirse de negro, con una oleada de incendios forestales que obligaron a evacuar a miles de vecinos y que arrasó más de 7.000 hectáreas. No es nada nuevo, desgraciadamente, para el pueblo gallego, que tiene que ver cómo año tras año arden sus montes, poniendo en peligro a las personas, a sus animales, sus casas, sus bienes materiales y sus campos.
Las cifras son reveladoras: en Galicia se producen casi la mitad de los siniestros del conjunto del estado, con municipios que registran al año más de 100 incendios, cifras sin lugar a dudas insostenibles. Además, destaca en esta región la elevada tasa de intencionalidad (hasta el 70% de los incendios es intencionado frente al 55% nacional), con un uso generalizado del fuego como herramienta de gestión en el medio rural.
Asimismo, la ausencia de planificación y gestión forestal, unida a los escasos esfuerzos en materia de prevención activa, facilitan la rápida propagación de las llamas en caso de incendio. De hecho, en Galicia el 86% de los grandes incendios se inician en masas alejadas de los patrones naturales (por lo general, plantaciones de una sola especie, algunas de ellas muy inflamables, y poco tratadas), según revelamos en nuestro estudio “Bosques vulnerables a grandes incendios”.
Pero los incendios no tienen por qué ser un mal endémico de Galicia. Es urgente revisar las prioridades en la lucha contra el fuego, revirtiendo la actual situación de abandono de muchos montes para aprovechar el enorme potencial económico del sector forestal en Galicia.
Para conseguirlo, de cara a la próxima legislatura, WWF propone cinco medidas urgentes en materia de incendios forestales:
- Elaborar y aplicar planes específicos de prevención en las zonas de alto riesgo de incendio ya identificadas.
- Reforzar la prevención activa para reducir el número de siniestros con la puesta en marcha de programas de intervención social donde se siga utilizando el fuego como herramienta de gestión.
- Incrementar la inversión en prevención de incendios para reducir la vulnerabilidad de los bosques a la propagación de las llamas (con masas más abiertas, bosques autóctonos, irregulares y mixtos, paisajes en mosaico, fomentando el asociacionismo, etc), dándole la misma importancia económica que a la extinción.
- Promover la puesta en valor del monte gallego a través del aumento de la superficie forestal gestionada de forma planificada y de la diversificación de las especies y los aprovechamientos.
- Potenciar las masas autóctonas mixtas e irregulares, apostando por la biodiversidad y la diversificación de los tipos de hábitat en las masas forestales en las que los aprovechamientos ya no resulten viables por motivos ambientales, sociales o económicos.
Poniendo en marcha estas acciones, se podrá avanzar en la batalla de los incendios forestales y evitar que los montes gallegos sigan ardiendo sin control año tras año.
Yolanda – Ecoactiva
Fuente: WWF