Las ONG ambientales Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF exigen al Gobierno central en funciones y a la Junta de Andalucía la paralización cautelar de las obras del gran proyecto industrial de Gas Natural Fenosa que pretende convertir el subsuelo de Doñana y su entorno en un campo gasístico. Para las ONG, la empresa pretende realizar una política de hechos consumados con un proyecto que tiene recursos pendientes en los tribunales y se está analizando desde Bruselas por el posible incumplimiento de las leyes de protección de la naturaleza.
El día 5 de septiembre, las organizaciones ecologistas comprobaron sobre el terreno el comienzo de las actuaciones en “Marismas Occidental”, una de las piezas del proyecto de Gas Natural en Doñana, que cuenta con el visto bueno del Ministerio de Industria y el de Medio Ambiente. En realidad, se trata de un único gran proyecto industrial para almacenar gas en el subsuelo de Doñana, pero se troceó en cuatro –Marismas Occidental, Marismas Oriental, Saladillo y Aznalcázar– para evitar que se evaluara conjuntamente su impacto ambiental sobre el espacio natural, como obliga la Directiva Europea de Evaluación Ambiental.
El proyecto, partido en cuatro, entra en los límites del Espacio Natural de Doñana y de espacios de la Red Natura 2000. La Junta de Andalucía se negó a dar los permisos para el proyecto “Marismas Oriental”, situado dentro del espacio protegido, pero no ha sido así con “Marismas Occidental” y con “Aznalcázar”. En marzo de 2015, la Comisión Permanente del Consejo de Participación de Doñana pidió que se evaluara conjuntamente el impacto de los proyectos de Gas Natural.
El gran proyecto industrial de Gas Natural en Doñana –realizado a través de su filial Petroleum Oil & Gas España– consiste en la instalación de 70 kilómetros de gasoductos, la apertura de 16 pozos de extracción de gas, y la utilización del subsuelo de Doñana como almacén permanente de gas. Las ONG denuncian que el proyecto, impulsado por el actual Gobierno en funciones, transformaría para siempre el espacio natural más emblemático de nuestro país en un complejo industrial abundando en su desnaturalización y aumentando los riesgos para la población, el acuífero y todo el ecosistema. Además, la apuesta por las energías sucias que implicaría convertir Doñana en un almacén de combustibles fósiles va totalmente en contra de lo acordado en la Cumbre de París contra el cambio climático.
Las organizaciones recuerdan que la UNESCO, el organismo internacional que vela por la protección de Doñana como Patrimonio de la Humanidad, ha mostrado en diversas ocasiones su preocupación por los proyectos de Gas Natural en Doñana. Las ONG reclaman a la Junta de Andalucía que se paralicen de forma cautelar las obras, y al Gobierno central en funciones que retire su permiso y vuelva a evaluar conjuntamente el impacto de todos los proyectos de Gas Natural en Doñana.
Yolanda – Ecoactiva
Fuente: Ecologistas en acción y WWF