Somos cada vez más. Nuestros socios crecen a un ritmo sin precedentes. Ya somos catorce mil. Nos acompañan cerca de nueve mil voluntarios cada año. Solo en 2018, hemos contado con setenta mil participantes en actividades educativas o programas de excursiones. Hemos movilizado un total de casi trescientas mil personas con todas nuestras acciones, y nuestro mensaje ha llegado a una audiencia de varios millones de ciudadanos. Sí, seguimos contagiando naturaleza sin descanso, escuchando y dando alas también a nuestra importante cantera de pajareros infantiles y juveniles.
Pero no basta. A través de nuestros prismáticos vemos cada vez menos pájaros silvestres y más “pájaros” exaltados en la sociedad. Perdemos biodiversidad y ganamos tensión social. No podemos dar pasos atrás. Hemos avanzado mucho en protección, es cierto, pero hay que ir más allá, porque proteger no es conservar, es solo un paso. En SEO/BirdLife tenemos sobradas evidencias que demuestran que proteger espacios y especies no es suficiente. Los resultados de nuestros programas de ciencia ciudadana son concluyentes. El deterioro del campo –que nos da de comer– y de las ciudades –donde vivimos– avanza año a año. Algo que debería ocuparnos y preocuparnos a todos sin excepción.
Sin embargo, cuando toca defender un campo vivo con menos plaguicidas y más población (con alas y sin ellas), o ciudades saludables con más pájaros y menos coches… ahí empieza el revuelo, y todos a marcar territorio y a exhibir su mejor plumaje para cortejar a “los suyos” y perpetuar su “subespecie” urbanita o rural, progresista o conservadora, cazadora o animalista, feminista o no, europeísta o todo lo contrario. ¡Organización!, somos la misma especie. Somos –en términos biológicos–, una especie convertida en plaga, poco consciente de su peligro de extinción.
Vivimos un momento geopolítico crítico donde todo parece retroceder, y todo indica que se ha perdido la capacidad de dialogar por la obsesión de ganar. Hagamos de la necesidad virtud y… ¿quién lo iba a decir?: la conciencia ambiental puede ser el pegamento de la sociedad de hoy. Somos mayoría aplastante. Me explico.
¿Alguien en contra de defender nuestra salud o el futuro de nuestros hijos? ¡Que levante la mano! Nadie. No perdamos más tiempo. Somos muchos más. Esta generación es decisiva. Tenemos que lograr hablar con una sola voz, emitir un único mensaje. Necesitamos acordar causas comunes y defenderlas juntos, lanzando pocos mensajes, muy precisos y por mucha gente a la vez. Muchos de nosotros formamos parte o simpatizamos con organizaciones sociales, culturales, empresariales, profesionales o religiosas. Y estas entidades también se dirigen a la sociedad, preocupadas por el deterioro ambiental, pero lo hacen con mil voces y mil mensajes. Casi ninguno logra destacar.
Es hora de reivindicar la conversación para la conservación como valor democrático. La protección ambiental de las leyes ya no basta (incluso cuando se cumplen). Los avances ambientales a golpe de sentencias son insuficientes. La masiva extinción de especies a la que nos estamos enfrentando a escala mundial puede aún detenerse, pero por poco tiempo. Y todos, sin excepción, necesitamos de la calidad ambiental para vivir: monárquicos y republicanos, creyentes y agnósticos, radicales y moderados, hombres y mujeres, simpatizantes de políticas de izquierdas y de derechas, heterosexuales y homosexuales, contratados por cuenta ajena y profesionales libres, niñas y niños, jóvenes, personas de la tercera edad, gente del campo y de la ciudad, usuarios del azadón, el ordenador, la escopeta, la cámara o el micrófono, el coche o el patinete, la bicicleta o el autobús…
Hablemos. El diálogo es uno de los valores de SEO/BirdLife desde hace más de seis décadas. Sabemos que la conservación del medio ambiente es parte de la gran solución social. Y con más empeño aún, SEO/BirdLife mantendrá sus alas abiertas para tender lazos y hacer bando. Los pájaros nos gritan que lo hagamos muy deprisa. ¡Todos a piar! Sostenibilidad por parte de todos y nada de peleas de gallos, ni de gallinas.
La naturaleza –esa que nos regala salud, dinero y amor– nos está llamando a unirnos. Si quieres a tus hijos, a tus amigos o si te quieres un poco… eres ecologista aunque no lo sepas.
La salud ambiental es el requisito imprescindible para una sociedad justa y segura. Toca conversar y consensuar para conservar-nos. Se avecina un año electoral decisivo. No te quedes en el sofá. Activa tu voz ecologista para protegerte y reflexiona ante las urnas… Si gana la naturaleza, ganas tú, ganamos todos. Conservar la naturaleza es la máxima expresión de la democracia. Naturalizar la sociedad es humanizarla. ¡Vótate!
Editorial de Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife,