La recuperación de los sistemas de riego y drenaje tradicionales pondrían fin a las inundaciones
Abril ha venido cargado de agua. Los casi 200 litros/m2 que cayeron en Pinoso y alrededores, en apenas tres días, han provocado que algunas parecelas de el Humedal queden anegadas.
Dicho humedal tiene una extensión aproximada de 610 hectáreas: de éstas un 15%, aproximadamente, están sin cultivar y se encuentran en buenas condiciones. El 85% restante tiene un uso agrícola y es donde se produce la mayor acumulación de agua.
El motivo de ello es porque los sistemas hídricos tradicionales de riego y drenaje no se encuentran en condiciones óptimas para soportar tales lluvias. Los restos de vegetación que ocupan las acequias impiden que éstas reconduzcan el agua, y aparecen esas inundaciones.
Por su parte, José Carlos Monzó, técnico de medio ambiente, hace hincapié en que “la mejor solución sería recuperar los sistemas tradicionales de riego y drenaje. La restauración de acequias de drenajes reconduciría las aguas de manera natural hasta las cotas más bajas, que es la Tejera-Rodriguillo”.
El hecho de ser una zona húmeda no es motivo para que los campos sufran desperfectos. Los humedales están preparados para soportar estas cantidades de agua y, además, ese es uno de sus cometidos.
Así lo ha expresado José Carlos: “los humedales se encargan de evitar las inundaciones de terrenos periféricos, ya que actúan como amortiguadores».
Lo cierto es que estos primeros días de mayo en el que el sol ha sido el protagonista han revestido la situación: los terrenos han ido absorbiendo el agua poco a poco y los árboles han salido beneficiados. No obstante, conviene señalar que ante numerosos episodios de lluvias como los vividos en el mes de abril el humedal de el Prado no se encuentra en condiciones para desempeñar su labor de forma eficiente.