Eduardo de Miguel | Director de la Fundación Global Nature
A pesar de esta supuesta política hacia un modelo de transición energética, de que se os llenen todas las declaraciones de términos como Economía Circular, Cambio Climático o recuperar la España Vaciada, vuestras decisiones muestran que no os lo creéis.
Gobernantes, oposición, periodistas, comentaristas y demás “expertos” en física y meteorología, no voy a discutir si hay calentamiento global ni si está causado o no por la actividad humana y el uso de combustibles fósiles. No voy a perder el tiempo en un debate estéril, en el que los principales lobbies empresariales, en especial energéticos, nos tienen entretenidos para no hablar de lo esencial: es obligatorio cambiar el modelo energético hacia energías renovables y, sobre todo, energías que se generen totalmente en nuestro territorio.
Alemania se ha marcado el objetivo de producir el 100% de su energía mediante fuentes renovables en 2050. El porcentaje del suministro eléctrico con energías renovables ya ha superado el 30%. El fin último es buscar la independencia de la industria alemana y no estar supeditada a las decisiones de dictaduras o de terceros países inestables
¿Qué competitividad esperan tener en 2050 nuestras empresas, nuestra agricultura, nuestro turismo, cuando nuestro pool energético, más propio del siglo XIX que del XXI, siga basado en el petróleo y las principales economías europeas se hayan desligado de esta losa?
Insisto, señores políticos, empresarios españoles, ¿cuál es vuestra propuesta de estrategia energética o de competitividad alternativa para poder posicionar nuestros diferentes sectores productivos de aquí a 30 años?
Señores ministros, a pesar de esta supuesta política hacia un modelo de transición ecológica, y de que se os llenen todas las declaraciones con nuevos y machacones términos como Economía Circular, Cambio Climático o recuperar la España Vaciada, vuestras decisiones muestran que no os lo creéis. Desde hace 25 años, desde Fundación Global Nature trabajamos a pie de campo con los agricultores y, sin embargo, nuestros ministros no quieren ni escucharnos.
Adif ha publicado esta semana el listado de 585 estaciones que ha decidido considerar como “no estratégicas”, consolidando el proceso de cierre y reducción de frecuencias en líneas de tren convencionales de medio y largo recorrido. El tren emite 20 veces menos gases de efecto invernadero que el avión y 10 menos que el coche. Media Europa debate ya la sustitución de vuelos cortos por el tren, recuperando también los trenes nocturnos de largo recorrido. ¿Es esta vuestra política de desarrollo rural, de reducción de emisiones y de economía circular?
En el sector agrario vemos como la producción de aceite puede caer este año hasta un 40% debido a las olas de calor, la sequía y los eventos dramáticos de final de verano como granizos e inundaciones. Hemos visto que han muerto viñedos en España y Francia por máximas superiores a los 42ºC y mínimas nocturnas repetidas de casi 30ºC. Desde la Fundación Global Nature estamos trabajando, junto con otros países y ayudas de la Comisión Europea en planes de mitigación y adaptación al cambio climático de la agricultura española, base de nuestra economía.
Vemos también como el sector hortofrutícola o de cereales, con el que trabajamos, está alarmado por la cada vez más frecuente caída en las producciones por culpa de estos eventos extremos. Sin embargo, nos encontramos clamando en el desierto frente al Ministerio de Agricultura si pedimos realizar un mapa de riesgo climático para el sector agrario, con unos planes específicos de adaptación y mitigación utilizando todos estos resultados.
Algunos de esos “creadores de opinión” y contertulios de los que hablaba al principio han emprendido una campaña contra Greta Thunberg y el movimiento de jóvenes FridaysForFuture, que reclaman acciones concretas y urgentes contra el calentamiento global y el cambio climático. Son parte de los que sí se lo creen. Pero lo cierto es que los adultos somos tan conscientes como los jóvenes de que no queda otra que cambiar y renunciar a muchos excesos, que tendremos que volver a una moderada austeridad, renunciar al actual modelo de consumo desaforado de bienes y experiencias. Estos jóvenes, aunque contradictorios, tienen las agallas de plantearse esta disyuntiva. Mientras, parece que los adultos nos agazapamos para ver si llegamos a viejos sin padecer en exceso las consecuencias del cambio global.
Desde Fundación Global Nature vamos a seguir trabajando, con o sin el apoyo de la Administración, por y para los agricultores de las zonas más desfavorecidas. Aunque no nos hagan caso.