- Una protesta en la embajada de Brasil en Madrid y otra en el consulado de Málaga han denunciado esta mañana el avance de los incendios y la responsabilidad europea en la deforestación de la selva amazónica por su política comercial.
- La acción forma parte de una movilización internacional en defensa de la Amazonía bajo las etiquetas (hashtag) #SOSAmazonía y #StopUEMercosur ante el avance de los incendios y la responsabilidad europea en la deforestación de la selva amazónica por su política comercial.
- El fuego contribuye a la deforestación para plantar soja, caña de azúcar o tener más pasto para ganado: durante el primer semestre de 2019 la deforestación ilegal destruyó alrededor de 10.000 kilómetros cuadrados de selva.
- La desaparición de esta selva húmeda, uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta, puede provocar la aparición de pandemias como la COVID-19.
Organizaciones sociales y ambientales, como la campaña estatal No a los Tratados de Comercio e Inversión, Ecologistas en Acción y Fridays for Future, se han unido para protestar por los incendios, la pasividad de la comunidad internacional y la connivencia del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
Las organizaciones y colectivos han organizado esta mañana una protesta frente a la embajada de Brasil en Madrid y frente al consulado del mismo país en Málaga, lo que ha supuesto el inicio de una jornada de protestas (físicas y en redes sociales) y acciones en todo el mundo.
Solo los primeros diez días de agosto se han detectado 10.136 incendios en toda la Amazonía brasileña, un 17 % más que los registrados el año pasado en ese mismo periodo y la cifra más alta en la última década.
Con esta protesta se ha exigido al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que detenga su política de destrucción de este pulmón del mundo y que respete los derechos humanos de los pueblos originarios de Brasil. Dichos pueblos son expulsados y desplazados de sus tierras por los incendios, el avance de la agroindustria y proyectos ilegales de minería o infraestructuras.
Desde su llegada al poder, Bolsonaro ha desarrollado distintos mecanismos de dudosa legalidad contra los derechos de los pueblos originarios, como el desmantelamiento paulatino de la Fundação Nacional do Índio (FUNAI), que además ha quedado bajo la dirección de un antiguo evangelizador.
Ecologistas en Acción y Fridays For Future han recalcado que la desaparición de esta selva húmeda, uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta, puede provocar la aparición de pandemias como la COVID-19.
La mala gestión de la pandemia de Bolsonaro -famoso por ser un negacionista de la covid- también está afectando de manera directa a los pueblos originarios sin ayuda o sin un plan de contingencia específico. Desde el inicio de la pandemia más de 700 indígenas han muerto.
Otra de las reivindicaciones centrales es que el Gobierno de España ponga fin al acuerdo comercial entre la UE y los países del bloque Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay), que promoverá y facilitará la importación de tres productos responsables de la deforestación amazónica: carne de vacuno, soja para alimentar ganado y caña de azúcar destinada a fabricar biocombustibles.
Un estudio publicado en la revista Science en julio de 2020 revela que alrededor del 20 % de las exportaciones de soja y el 17 % de las exportaciones de carne de vacuno de Brasil a la UE están vinculadas a la tala ilegal de bosques.
El acuerdo UE Mercosur ya ha sido puesto en tela de juicio por algunos países europeos. Austria, Holanda, la región belga de Valonia y recientemente Alemania, a través de unas declaraciones de Angela Merkel con jóvenes activistas, han mostrado su rechazo al acuerdo en su estado actual por su impacto medioambiental o por la negativa de Bolsonaro de cumplir los objetivos del Acuerdo de París. El acuerdo no contiene ningún mecanismo sancionador en lo relativo a los derechos humanos, el clima o el medio ambiente.
Bajo el lema SOS Amazonía y Sin Amazonía No Hay Futuro, la protesta se enmarca en una movilización global lanzada por Fridays For Future Brasil, con apoyo de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) y la Asamblea Mundial por la Amazonia, que fue impulsada el pasado mes de julio por 540 agrupaciones amazónicas, y el respaldo inicial de más de 3.098 ciudadanas y ciudadanos.