La España rural necesita fortalecimiento urgente

Con motivo del Día de la Tierra que se celebra hoy, Greenpeace ha presentado en rueda de prensa el informe “HablaRural: El papel clave de la España rural frente a la emergencia climática y la pérdida de biodiversidad”, que analiza el uso del suelo a lo largo de todo el territorio español y sus municipios, cuantificando la provisión de servicios ambientales que presta el territorio a la sociedad. La organización ha preparado este buscador, inédito hasta el momento, para que los usuarios puedan conocer la realidad concreta de cualquier municipio del país.

La presentación se ha realizado a caballo entre Madrid y el pueblo soriano de Castejón del Campo , hasta donde Greenpeace se ha desplazado para pedir, junto a sus habitantes -en representación de la población rural-, y tal y como rezaba la pancarta desplegada por la organización en su campanario, un “mundo rural vivo”.

En la presentación, en la que han participado Greenpeace, la autora y doctora en ecología Paloma Nuche, el reconocido periodista Manuel Campo Vidal y Ariadna Tremoleda (miembro de la Cátedra de innovación del mundo rural de Cataluña) se ha evidenciado la necesidad de fortalecer urgentemente la llamada “España vaciada” como única vía de futuro para el país.

En España, las zonas rurales ocupan el 85% del territorio, pero su población representa sólo el 16,5% del total, algo más de 7,5 millones, habitando los ecosistemas clave para hacer frente a la actual emergencia ecológica y sosteniendo las actividades fundamentales del territorio para enfrentar dicha crisis.

Greenpeace ha analizado el uso del suelo a lo largo de los 505.000 km2 del territorio español y los 8.115 municipios que lo conforman, cuantificando los servicios ambientales que prestan, tales como abastecimiento de comida y agua, conservación de la biodiversidad o regulación climática, entre otros. El análisis arroja una clara conclusión: los pueblos ayudan a frenar el cambio climático un 34% más que las ciudades y contribuyen 20 veces más a la conservación de la biodiversidad. Por ello, necesitamos pueblos vivos y fuertes para afrontar el mayor reto que vive la sociedad. 

Sin embargo, la realidad es que las zonas rurales se siguen despoblando. En los últimos 40 años, se han abandonado más de cuatro millones de hectáreas de tierras de cultivo y se han perdido más de dos millones de explotaciones ganaderas. Un enorme vacío que, en unos casos, algunos han aprovechado para la creación de falsas soluciones como macrogranjas altamente nocivas, o en otros, ha transformado en un polvorín lo que antaño fueron masas forestales productivas. No en vano, más del 80% de los espacios forestales en España no tienen planes de ordenación.

“La supervivencia de los habitantes rurales pasa porque puedan disfrutar de los mismos derechos, servicios y oportunidades que el resto de la ciudadanía. Un territorio abandonado por las instituciones se degrada, a nivel social, económico y ecológico”, ha declarado Julio Barea, portavoz de Greenpeace desde Castejón del Campo.

Conservar los ecosistemas y su función de mitigación del cambio climático es una medida fundamental, junto con la reducción drástica de emisiones a la atmósfera, para luchar contra el cambio climático. El papel de sumidero de carbono atmosférico de los ecosistemas y la biodiversidad que albergan, así como su vulnerabilidad frente a la destrucción por diversas actividades humanas, hace que sea imprescindible su protección.

“La lucha contra el cambio climático no puede olvidar la gestión del territorio, porque el uso del suelo puede agravar o solucionar la emergencia climática. El desarrollo rural es una oportunidad fundamental para el cambio de modelo, para la transición ecológica”, ha añadido Paloma Nuche, doctora en ecología y autora del informe de Greenpeace.

Por otro lado, se ha demostrado que la pérdida de biodiversidad favorece las zoonosis -enfermedades transmitidas por los animales- porque los microbios no encuentran sus hospedadores originales y acaban infectando al ser humano, generando un enorme riesgo, tal y como nos está demostrando la Covid-19, que ha puesto en jaque a la humanidad en cuestión de semanas.

Demandas: Desarrollo y dinamización del medio rural: transición agroecológica

La biodiversidad española, que supone más del 50% de la total europea, alberga una tremenda biodiversidad asociada a los modos de vida tradicionales, con unas 500 especies de plantas cultivadas y 174 razas ganaderas autóctonas de España. Pero, el 66% de las razas ganaderas y un 42% de las variedades vegetales españolas están en peligro de extinción debido, en parte, al abandono de las prácticas agrarias tradicionales. Además, el abandono del campo ha supuesto una homogeneización del paisaje mediante la expansión de masas forestales que, lejos de ser bosques maduros, son un polvorín susceptible de acabar pasto de las llamas.

Greenpeace defiende la dinamización de los aprovechamientos agrícolas, ganaderos y forestales en el medio rural, como medida fundamental para la transición ecológica. De hecho, ha apuntado Tremoleda «será fundamental el paso a la agroecología para convertir el problema de la España rural y su crisis ecológica en una solución»

Cultivos agroecológicos de prácticas agrarias sostenibles y a pequeña escala así como la ganadería extensiva contribuyen a mitigar el cambio climático y a la conservación de la biodiversidad, a la vez que previenen grandes incendios forestales, siendo por ello la alternativa a la producción industrial de alimentos.

Necesitamos una política estatal por el desarrollo rural que integre la crisis ecológica como eje vertebrador de la misma. Y necesitamos, ha añadido Manuel Campo Vidal «que los fondos y las inversiones lleguen donde tienen que llegar verdaderamente». Greenpeace demanda que la Estrategia Nacional para el Reto Demográfico, actualmente en elaboración, incorpore de manera transversal el enfoque de crisis ecológica, incluyendo los retos de la emergencia climática y la crisis de biodiversidad. Además, se hace imprescindible que los fondos de recuperación prioricen la dotación presupuestaria de la Ley 45/2007 de desarrollo sostenible del medio rural para que tenga una implementación real y efectiva.

Julio Barea | Greenpeace

 

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