Cada año, las empresas europeas contribuyen a un trágico desvío de pescado fresco esencial para mantener la seguridad alimentaria de más de 33 millones de personas en la región de África Occidental. Esta es la conclusión de un nuevo informe de Greenpeace Africa y la Fundación Changing Markets, titulado Alimentando al monstruo: Cómo las industrias europeas de acuicultura y alimentación animal están robando alimentos a las comunidades de África Occidental. El informe revela cómo más de medio millón de toneladas de pequeños peces pelágicos se extraen cada año a lo largo de la costa de África occidental y se convierten en piensos para la acuicultura y la agricultura, suplementos dietéticos, cosméticos y productos alimenticios para mascotas fuera del continente africano. [1]
“La industria de las harinas y el aceite de pescado, así como todos los gobiernos y empresas que la apoyan, están privando a las poblaciones locales de su medio de vida y de su principal fuente de proteínas. Esto se sitúa en contra de los compromisos internacionales sobre desarrollo sostenible, erradicación de la pobreza, seguridad alimentaria e igualdad de género”, ha declarado Javier Raboso, responsable de Paz, Democracia y Derechos Humanos de Greenpeace.
El informe se basa en la investigación del comercio de harina y aceite de pescado y los vínculos en la cadena de suministro entre esta industria en África occidental y el mercado europeo. Incluye comerciantes, empresas acuícolas y agroalimentarias en España (Inproquisa, Industrias Arpo, Skretting España), Francia (Olvea), Noruega (GC Rieber, EWOS / Cargill, Skretting, Mowi), Dinamarca (ED&F Man Terminals, TripleNine, FF Skagen, Pelagia y BioMar), Alemania (Köster Marine Proteins ) y Grecia (Norsildmel Innovation AS). [2]
“Las exportaciones de harina y aceite de pescado a Europa están robando el sustento de los pueblos costeros, al privar a la población de una importante fuente de alimentos y de ingresos. Las empresas europeas de alimentos para la acuicultura y sus minoristas no pueden ignorar este importante problema medioambiental y de derechos humanos. Es el momento de repensar las cadenas de suministro y eliminar el uso de pescado salvaje para alimentar a los peces de acuicultura y a otros animales, para preservar este recurso marino para las generaciones futuras”, subraya Alice Delemare Tangpuori, directora de campañas de Changing Markets.
El papel de España en este mercado
- La UE fue el primer mercado de destino de las exportaciones de aceite de pescado de Mauritania y Senegal en 2019, como en años anteriores, con Francia concentrando más del 60% de las importaciones de la UE desde Mauritania con 15.101 toneladas.
- Aunque España importa aceite de pescado principalmente de Europa, también somos el principal importador de la producción más pequeña de aceite de pescado senegalés, con 2.116 toneladas de un total de 4.836 toneladas, y de Mauritania con 347 toneladas registradas.
- España es el segundo mayor importador de harinas de pescado de Mauritania con 4.415 toneladas en 2019, por detrás de Grecia.
- Las importaciones de aceites y harinas de pescado a nuestro país podrían aumentar en los próximos años, ya que el fondo de inversión Corpfin Capital, principal accionista de la española Grupo Barna, ha invertido en una nueva fábrica de harinas y aceites en Cayar, Senegal.
La investigación de Greenpeace y Changing Markets confirma la rápida expansión de la industria de harinas y aceites de pescado en los últimos años, particularmente en Mauritania, donde el 70% de las exportaciones de aceite de pescado se destinaron a la UE en 2019. Los gobiernos de Mauritania, Senegal y Gambia han fracasado hasta ahora en la gestión adecuada de este recurso común de pequeños pelágicos, así como en tomar las medidas adecuadas para garantizar el derecho a la alimentación y el medio de vida de las comunidades afectadas, incluido el sector pesquero artesanal, que continúa protestando contra las fábricas de procesados de estas harinas y aceites de pescado.
“En esta época en Senegal, es muy difícil, sino imposible, encontrar este tipo de sardinas en los puntos de desembarque habituales. Las consecuencias para la seguridad alimentaria y nutricional de la población local son catastróficas, así como para el equilibrio de la cadena alimentaria en el mar“, declara el Dr. Alassane Samba, director del Centro de Investigación Oceanográfica Dakar-Thiaroye en Senegal. [3]
La crisis de los cayucos comienza en sus costas
La situación crítica del sector de la pesca artesanal, un pilar económico en África occidental, ha impulsado a muchos jóvenes y a los propios pescadores a adentrarse en el océano con sus propias embarcaciones de pesca, o cayucos, para alcanzar las costas europeas en las islas Canarias en busca de alternativas. A pesar de la existencia de otros factores concomitantes, sin duda, esta grave situación está contribuyendo a la reactivación de la ruta migratoria canaria, que es a día de hoy una de las más peligrosas del mundo.
“Muchas de las personas de Senegal que han perdido la vida intentando llegar a Canarias o que lo han conseguido se han visto obligadas a hacerlo por el riesgo de perder su forma de vida vinculada a la pesca sostenible, que da prioridad al consumo local y asegura la supervivencia de las especies, por eso es esencial preservar esta alternativa para las futuras generaciones. Es una cuestión de derechos humanos asegurar que las personas tengan una vida digna en sus países y no verse obligados a arriesgar sus vidas en peligrosas travesías”, ha declarado Ibrahima Cisse, experto en Océanos de Greenpeace África.
Greenpeace África y Changing Markets demandan a las empresas, los responsables políticos y los gobiernos que dejen de llevarse pescado apto para el consumo humano de África occidental para alimentar la demanda de harina y aceite de pescado, en especial salmón, en la Unión Europea y Noruega.
Javier García | Greenpeace