Los expertos de WWF valoran a escala regional las causas que hay detrás de los incendios que asolan la cuenca mediterránea, donde en estos momentos arden Turquía y Grecia. La organización recuerda que lo que está ocurriendo en estos países podría suceder en cualquier momento en España, ya que nuestros bosques y el territorio en su conjunto están arden. Las predicciones apuntan a que, si no actuamos, lo peor está por llegar, y en los próximos años podríamos asistir a un número creciente de incendios cada vez más severos. Por esa razón, WWF acaba de lanzar una petición de firmas con el objetivo de lograr que nuestros bosques dejen de ser pasto de las llamas.
La cuenca mediterránea se encuentra en estos momentos asediada por el fuego. Grecia y Turquía están cercadas por las llamas, llevando a toda la región a un estado de alerta ante la posibilidad de que se produzcan cada vez más incendios de extrema peligrosidad. En este contexto, la organización acaba de lanzar una petición online de firmas para que la ciudadanía pueda pedir bosques y paisajes más resilientes y mejor preparados ante el impacto de los incendios forestales, agravados por el cambio climático en toda la región.
De hecho, no hay que olvidar que la región mediterránea es una de las zonas con mayor riesgo por el cambio climático a escala mundial, ya que el impacto de la subida de las temperaturas será unas 20 veces mayor que en el resto del Planeta, conforme a datos de un último informe lanzado por la organización.
Lourdes Hernández, experta en incendios forestales de WWF, presenta las causas que hay tras este grave problema: “junto a estas condiciones meteorológicas especialmente adversas (altas temperaturas, sequía extrema, fuertes viento), la alta siniestralidad e intencionalidad, el despoblamiento rural, el abandono de usos tradicionales, la escasa gestión forestal y la ausencia de políticas que gestionen de forma coherente el territorio son el cóctel perfecto para incendios de alta intensidad, simultáneos e imposibles de apagar”.
Por su parte, desde Turquía, donde la situación está siendo dramática y ha supuesto hasta ahora la pérdida de ocho vidas humanas, inciden también en la necesidad de “adaptar” los bosques a este contexto de cambio climático.
Sedat Kalen, director de Conservación de WWF Turquía, analiza la situación en este país: “mientras reducimos rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático, necesitamos aumentar la adaptabilidad de nuestros bosques a las condiciones climáticas cambiantes, como en todas las áreas”. Y continúa con varias medidas preventivas: “Tenemos ante nosotros opciones como aumentar la diversidad de especies en nuestras masas forestales, optar por especies más resistentes a la sequía, proteger el suelo y los recursos hídricos, priorizar los servicios de los ecosistemas en lugar de la producción de madera en el manejo de los bosques”.
También insisten en la prevención desde Grecia, donde apunta Demetres Karavellas, director general de WWF Grecia: «Literalmente estamos ardiendo en Grecia, con temperaturas récord y más de 80 incendios forestales que han estallado en solo 24 horas. La crisis climática es una dura realidad, que nos muestra que los bosques serán cada vez más vulnerables, pero también más valiosos por los críticos servicios que brindan. Salvar estos bosques requerirá que nos adaptemos y pongamos mucho más énfasis en la prevención de incendios y la gestión forestal activa, en lugar de luchar, a un gran coste, para apagar incendios feroces después de que estos hayan estallado».
WWF desgrana todas las soluciones en su informe ‘Paisajes cortafuegos’ lanzado este verano, en el que se dan las claves de cómo transformar el territorio para conseguir que sea menos inflamable y evitar el impacto de decenas de miles de incendios forestales cada año.
La organización insiste en que hay que recuperar el paisaje mosaico, de manera que se conjugue un tejido productivo con la conservación de la naturaleza y la lucha contra el cambio climático. Y esto solo se puede lograr si se recuperan los paisajes tradicionales, que son aquellos donde existen pastos con usos ganaderos extensivos, masas forestales bien gestionadas, cultivos extensivos y bosques autóctonos. Y donde se aplican eficaces medidas de autoprotección en las zonas de interfaz urbano-forestal que eviten la pérdida de vidas humanas.
Asimismo, desde WWF, se recuerda la importancia de que el Gobierno central y las comunidades autónomas aprueben una Estrategia Estatal de Gestión Integral de Incendios Forestales. Es necesario que se invierta en prevención social y que se ponga la gestión del territorio en primer plano con el objetivo de promover paisajes cortafuegos, más adaptados para prevenir los incendios forestales.
También remarcan la importancia de reducir la siniestralidad y acabar con la impunidad, aplicando las sanciones y condenas para disuadir a quienes están detrás de los incendios. Por último, es clave acelerar la transición energética hacia un modelo más limpio, eficiente y renovable que permita combatir el cambio climático, el gran amplificador actual de los incendios forestales.