Este viernes 17 de junio, Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía, Madrid se convierte en sede mundial de Naciones Unidas para la lucha contra este grave problema, con un evento que reunirá a políticos y expertos en agua de varios países para hablar del futuro que nos espera. Y es que el agua es, y cada vez será más, un problema de primer orden global. En nuestro país, las reservas de agua están al 48,17% de su capacidad, más de un 20% menos que la media de los últimos diez años. Las cuencas en peor estado son las del Guadalquivir y el Guadiana, con apenas un tercio de sus reservas.
Ante este panorama, y dada la necesidad de exigir medidas urgentes que solucionen la futura crisis del agua, Greenpeace arranca su campaña “SALVAR EL AGUA” con la que, desde hoy y en los próximos meses, pretende sensibilizar sobre un problema grave de nuestro país: tenemos poca agua, cada vez habrá menos y, la poca que tenemos, está contaminada y mal gestionada. Además de un breve dossier explicativo, la organización lanza hoy un video, en el que participa el actor Álvaro Morte (La Casa de Papel), para alertar sobre los principales riesgos del agua en nuestro país.
En unos días arranca el verano y, en plena ola de calor, afrontamos el periodo estival con un problema creciente: hay reservas críticas para garantizar todos los usos de agua. Ya en el inicio del año hidrológico, el 1 de octubre, las reservas se encontraban en mínimos y, aunque las lluvias de marzo y abril aliviaron algo la situación, en algunas cuencas, la falta de precipitaciones de estos meses ha empeorado significativamente la situación. De hecho, las lluvias han sido escasas, un 22% por debajo de lo habitual para las fechas en la que nos encontramos.
A la escasez de lluvia, se suma el aumento de temperaturas que genera más evaporación, es decir, menos agua disponible. Y, por si fuera poco, sigue aumentando la contaminación del agua con vertidos urbanos, industriales y, especialmente preocupantes, los procedentes de la agricultura industrial y las macrogranjas, por su extensión y distribución difusa por todo el territorio nacional.
Y lo peor está por venir según expertos en meteorología. El cambio climático agravará la situación en los países del Mediterráneo. Se perderán hasta un 30% de media de precipitaciones y los periodos secos serán cada vez más prolongados. Sin duda esto afectará a la agricultura, que aumentará sus pérdidas, pero también a los ecosistemas acuáticos y probablemente al abastecimiento de pueblos y ciudades.
“Tenemos que administrar bien el agua que tenemos, pero hay que hacerlo en los periodos donde las reservas sean suficientes, no ahora que ya no hay agua. Las soluciones no pasan por realizar más infraestructuras como embalses, trasvases o desaladoras. Tampoco por reducir los ya exiguos caudales ecológicos que han hecho que nuestros ríos sean auténticas cloacas sin caudal, contaminadas y sin vida. Las soluciones pasan por trabajar para disminuir el incesante consumo, especialmente de una agricultura y ganadería industriales e intensivas, muy demandantes de agua e insumos químicos”, explica Julio Barea, responsable de agua en Greenpeace España. “De nada servirá esta próxima cumbre de la ONU sobre desertificación y sequía si no se atajan las verdaderas causas: el consumo descontrolado de agua para regadíos, macrogranjas, industria, turismo y demás intereses económicos, que priman sobre los ecológicos y los límites planetarios. Pero ojo, porque el agua es finita.”
Greenpeace abre hoy también una recogida de firmas para pedir apoyo público contra la actual mala gestión del agua