Amigos de la Tierra, ClientEarth, Ecologistas en Acción, Greenpeace, Oceana, SEO/BirdLife y WWF hacen un llamamiento urgente a la Comisión Europea, el Parlamento y el Consejo Europeo, instándolos a que adopten un Reglamento sobre la Restauración de la Naturaleza ambicioso que fortalezca la resiliencia europea ante la crisis climática y la pérdida de biodiversidad.
La reunión de trílogos que tendrá lugar el nueve de noviembre es un momento crítico en el que estas tres instituciones europeas buscan cerrar el texto del reglamento, fundamentado en la mejora del estado de los ecosistemas terrestres y marinos y en garantizar beneficios en la salud, el bienestar y la economía europeas. Las organizaciones ecologistas están preocupadas por la posibilidad de que el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE rebajen el texto original de la Comisión Europea. El proceso legislativo del reglamento ha enfrentado obstáculos especialmente en el Parlamento Europeo, donde el Partido Popular Europeo ha intentado bloquear la propuesta por intereses electorales y una visión cortoplacista que no considera la sostenibilidad ambiental.
Un punto destacado en las negociaciones tripartitas es garantizar la restauración de los ecosistemas terrestres, costeros de agua dulce y marinos dentro y fuera de Red Natura 2000, asegurando el principio de no deterioro de las zonas restauradas. Las organizaciones consideran esencial la inclusión de la restauración de los ecosistemas agrícolas y turberas drenadas contemplado en el artículo 9 del reglamento, fundamental para asegurar la resiliencia de los agroecosistemas y la seguridad alimentaria a largo plazo frente a los impactos de la crisis climática.
Otro aspecto es la inclusión en el texto del artículo 14a, que debe asegurar la restauración de los ecosistemas marinos, así como la coherencia entre el Reglamento de Restauración de la Naturaleza y la Política Pesquera Común. Este artículo fomentaría la cooperación entre los Estados miembros para lograr una adecuada restauración de los ecosistemas marinos.
Un elemento clave de las negociaciones es la inclusión de un artículo (22bis) que pretende ser un “freno regulatorio de emergencia” que permitiría dejar temporalmente sin efecto este reglamento en casos “de fuerza mayor”. Las organizaciones alertan de que este artículo podría suponer que este reglamento nazca muerto y recalcan que la obligación de tener los hábitats en buen estado de conservación y de restaurarlos en el caso de que no lo estén ya se encuentra en la legislación europea.
Petición a la presidencia española
Las organizaciones instan a la Presidencia del Consejo de la Unión Europea, actualmente ejercida por el Gobierno de España, a garantizar que el texto final refleje al menos el nivel de ambición inicial del Consejo y resistir las presiones del Parlamento Europeo. Específicamente, se hace un llamado para establecer un sólido marco que permita la restauración efectiva de los ecosistemas asegurando el no deterioro de los mismos y garantice que los ecosistemas agrarios no sean excluidos del alcance de este reglamento. Además, se insta a acordar un marco de financiación que asegure la plena implementación del reglamento. Es imperativo eliminar o, en su defecto, limitar de manera significativa el artículo del «freno de emergencia», asegurando que su aplicabilidad sea temporal y sujeto a un estricto control de la Comisión Europea, para evitar que sea utilizado como una excusa para el incumplimiento del reglamento.
Un futuro más sostenible y próspero
En un momento crucial para la Unión Europea y España, estas organizaciones instan a las instituciones europeas a apoyar de manera decidida un reglamento ambicioso en los trílogos. La aprobación de esta ley marcará un hito histórico en la protección del entorno natural y beneficiará a sectores económicos fundamentales como la agricultura, la pesca, el turismo y el tejido industrial.
La restauración de la naturaleza no es simplemente un gasto, sino una inversión estratégica que ha demostrado generar beneficios significativos. Numerosos estudios han revelado que la restauración de ecosistemas no solo crea empleos sostenibles, sino que también aporta beneficios indirectos a través de la provisión de servicios ecosistémicos. Los hábitats restaurados actúan como verdaderos motores económicos al mejorar la calidad del aire y del agua, aumentar la resiliencia ante desastres naturales y promover la biodiversidad, lo que a su vez fortalece la seguridad alimentaria y el bienestar de las comunidades. En este sentido, cada euro invertido en la restauración de la naturaleza no solo es una inversión en un futuro más saludable y sostenible, sino que también ofrece retornos económicos sustanciales que repercuten positivamente en la sociedad y en la economía