La Puerta del Sol ha amanecido con restos de la inundación provocada por la DANA que asoló las provincias de Toledo y Madrid a principios de septiembre, dejando tras su paso seis personas fallecidas, campos devastados e innumerables daños materiales.
El día antes del comienzo de la conferencia anual sobre cambio climático (COP28), que este año se celebra en Dubái (Emiratos Árabes Unidos), Greenpeace ha querido trasladar al centro del país y al corazón de toda la ciudadanía una muestra de los peores y más dramáticos efectos de la crisis climática. Con el lema “Desastre climático patrocinado por la industria fósil” (y los logos de Repsol, Enagás, Cepsa, Naturgy, Endesa e Iberdrola), la organización ecologista exige a los Gobiernos reunidos en la COP28 que lleguen a un acuerdo para abandonar los combustibles fósiles, principales causantes de esta crisis.
“Hoy hemos venido aquí para visibilizar los terribles impactos del cambio climático causado por las empresas de combustibles fósiles. Confíamos en que en esta COP la toma de decisiones no se vea entorpecida por los intereses de la industria fósil que, por desgracia, cada año aumenta su presencia e influencia en estas cumbres, y que se adopten las medidas necesarias para afrontar el reto que la emergencia climática plantea. La humanidad tiene derecho a un futuro”, ha declarado Pedro Zorrilla Miras, representante de España en la delegación internacional de Greenpeace en la COP28.
Como revela el último informe de Greenpeace, en España, como en muchos países de Europa, la industria del gas fósil ha utilizado la crisis energética y su gran influencia política para diversificar sus importaciones y lucrarse con la construcción de infraestructuras innecesarias que paga la ciudadanía como parte de sus facturas energéticas, viéndose abocada a décadas de dependencia del gas.
“El cambio climático está aquí, es cada vez más intenso y nos ha llevado a una situación de verdadera emergencia. Mientras, las empresas y los países productores de combustibles fósiles siguen planeando nuevos yacimientos y la expansión de sus infraestructuras. De seguir adelante, los Gobiernos, en conjunto, producirán en 2030 más del doble de combustibles fósiles de lo que haría falta para no sobrepasar el límite de 1,5 ºC de calentamiento global [1]”, denuncia Zorrilla Miras.
Greenpeace reclama que en la COP28 que empieza mañana se acuerde una fecha para el abandono de los combustibles fósiles de forma rápida, definitiva y justa con las personas afectadas: tal acuerdo mandaría una señal inequívoca, favoreciendo el establecimiento de medidas más ambiciosas. El año pasado, más de 80 países apoyaron esta demanda de la sociedad. Este año la presidencia de la COP28 recae en el presidente de una petrolera: esto demuestra hasta qué punto la industria fósil ha conseguido elevar su poder en las cumbres mundiales del clima. Pero, a su vez, esto pone el foco todavía más en los combustibles fósiles, y hace que esta demanda no pueda esconderse detrás de discursos blanqueados.
Balance del Acuerdo de París en la COP28
A pesar del logro alcanzado por la movilización de la sociedad civil y la ciencia en 2015 con el Acuerdo de París, que consiguió el consenso de todos los países del mundo para intentar que la temperatura no subiera más de 1,5 ºC, las medidas políticas adoptadas siguen siendo insuficientes: las emisiones globales continúan aumentando porque sigue creciendo el uso de combustibles fósiles a escala global, cuando tendría que estarse reduciendo rápidamente. En la COP28 se hará el primer balance global desde el Acuerdo de París, que debe cerrar las brechas para 2030 entre lo prometido y lo realmente hecho. En Dubái se debería acordar acelerar la acción inmediata para mantener el límite de 1,5 °C al alcance, con nuevos objetivos de reducción de emisiones más ambiciosos, y los recursos económicos necesarios para que los países se puedan adaptar y hacer frente a las pérdidas y daños causados por el cambio climático, incluyendo el nuevo Fondo de Pérdidas y Daños e instrumentos para que la industria fósil pague por la destrucción y el daño causados.
El Gobierno de España, que ejerce este semestre la presidencia del Consejo de la Unión Europea, jugará un importante papel en la COP28. Greenpeace le pide que haga todo lo que esté en su mano para conseguir un acuerdo ambicioso y vinculante para acabar con los combustibles fósiles y para avanzar en un paquete financiero creíble y acorde a la necesaria acción climática.
Los días 2 y 3 de diciembre habrá movilizaciones en varias ciudades españolas para demandar al Gobierno mayor ambición climática. Las fechas de las convocatorias se pueden encontrar aquí. En Madrid será el domingo 3, a las 12.00, desde la Puerta del Sol hasta la plaza de Cibeles. |Etiquetas:calentamiento global, cambio climático, combustibles fósiles, contaminación, emisiones de gases, medio ambiente