Los espectáculos de luces están aumentando en una “carrera” en la que no se está considerando el impacto que tienen sobre la biodiversidad. Actualmente hay una gran variedad de eventos navideños que tienen como protagonista la luz artificial y que además van acompañados de recursos sonoros con consecuencias que afectan al medio ambiente.
Algunos ejemplos en jardines botánicos o parques públicos son los que se ubican en el Palmetum de Tenerife, los jardines Torre Girona en Barcelona o el parque Tierno Galván en Madrid; pero también se dan en calles y avenidas arboladas repletas de luces como en Vigo o en Cantabria donde ha puesto el árbol más alto de Europa. Todo esto se suma al incremento habitual de iluminación en las fechas navideñas aumentando la afección negativa para diferentes especies silvestres que viven en las ciudades.
Impactos ambientales y sociales
Estas instalaciones conllevan un incremento del consumo energético en un contexto de emergencia climática, un incremento notable del uso público en zonas sensibles y, en el caso de los espectáculos como Naturaleza Encendida, una ocupación de espacio público para lucro de empresas privadas. Este año, se han programado espectáculos de este tipo en el Jardín Botánico Palmetum de Santa Cruz de Tenerife, en el mirador de Artxanda en Bilbao, en el parque Enrique Tierno Galván de Madrid y en el parque Torre Girona de Barcelona. Todos ellos son parques públicos que sirven de refugio a muchas especies de fauna silvestre dentro de la trama urbana, que previsiblemente sufren molestias y daños por los montajes, el ruido, las luces y el notable incremento de la afluencia de visitantes durante los dos meses en los que estarán abiertos los espectáculos.
Además de los espectáculos, se está promoviendo un modelo de iluminación de las ciudades muy poco sostenible. Por ejemplo, en Vigo este año se decorarán 2.308 árboles y es bastante probable que algunos de ellos sirvan como dormidero invernal de gorriones, lavanderas y otras aves, para las que será difícil encontrar un lugar alternativo para descansar durante los dos meses que dura la navidad en la ciudad.
Desde SEO/BirdLife solicitamos a los ayuntamientos y los responsables de los espacios públicos que apliquen el principio de precaución a la hora de fomentar y autorizar este tipo de espectáculos, evitando en particular su ubicación en zonas verdes y arbolado, ya que pueden tener impactos ambientales que no se evalúan previamente y son contrarios a las políticas de ahorro energético, de consumo de recursos y de conservación de las especies silvestres, en un contexto de emergencia climática y pérdida de biodiversidad.
Impacto de la contaminación lumínica
La mayor parte de los organismos, incluidos los humanos, hemos evolucionado en ambientes naturales bajo la influencia de los ciclos de día y noche. La alteración artificial de los niveles de luz, es decir, la contaminación lumínica, tiene efectos sobre el descanso, la comunicación entre individuos, la reproducción, el comportamiento, la depredación y la competencia, que pueden desencadenar una cascada de impactos directos en el funcionamiento de los ecosistemas.
El impacto de la contaminación lumínica está muy bien documentado para las aves marinas, uno de los grupos más amenazados. En concreto, para algunas especies de pardelas, paíños y petreles es reconocida como una de sus principales amenazas. En Canarias supone una gran amenaza para espacios protegidos y aves marinas que SEO/BirdLife trabaja para reducir en el proyecto Life Natura@night.
Por su parte, los insectos se ven atraídos por las luces y se vuelven más susceptibles a los depredadores, volando sin cesar alrededor de ellas. Con un importante papel en los ecosistemas, el declive de sus poblaciones repercute en la conservación de aves, murciélagos y plantas (flora o cultivos) a las que polinizan. Como otro ejemplo, algunas ranas ven afectados sus comportamientos reproductivos, mostrándose menos selectivas a la hora de escoger pareja o incluso cesando su actividad reproductiva en presencia de luz artificial nocturna.
La comunicación visual es otro de los procesos afectados por la contaminación lumínica. Aquellas especies que usan la luz para comunicarse se ven especialmente afectadas, como sería el caso de algunas lombrices bioluminiscentes que, en presencia de luz artificial, ven dificultada la visibilidad de las señales lumínicas que emiten. El sistema de comunicación visual de las luciérnagas también podría verse afectado por la luz artificial. En general, dada la importancia de la visión en muchos animales y la respuesta que esta genera, es lógico pensar que la luz artificial tenga un impacto en su comportamiento.
Los seres humanos no son una excepción a este problema. La alteración de los relojes biológicos humanos por culpa de la contaminación lumínica se relaciona con dificultad para conciliar el sueño, alteración de los hábitos alimentarios y la digestión, alteración de la secreción de determinadas hormonas o, incluso, del control de la temperatura corporal, entre otras.