Para Greenpeace es la hora de la verdad y pide llevar a la práctica este acuerdo, acelerando de forma sostenible las soluciones realmente disponibles: renovables, eficiencia y suficiencia
Es imprescindible cerrar las puertas a las falsas soluciones que harán más difícil y costoso evitar el calentamiento de 1,5 ºC
En respuesta a la declaración final de la COP28, Kaisa Kosonen, jefa de la delegación de Greenpeace en la COP28, ha declarado: «La señal que la industria de los combustibles fósiles ha estado temiendo está ahí: poner fin a la era del carbón, gas y petróleo, junto con un llamamiento a aumentar masivamente las energías renovables y la eficiencia energética en esta década. Esta señal, sin embargo, está mezclada con muchas otras señales peligrosas, además de que no cuenta con medios suficientes para lograr el fin de los combustibles fósiles de manera justa y rápida. No encontrarán la palabra ‘abandono’ en el texto, pero se deduce que debe ser el objetivo, puesto que la única manera de dejar atrás los combustibles fósiles de acuerdo con el objetivo del 1,5 ºC y según la ciencia es un abandono progresivo de los combustibles fósiles, que es lo que estamos decididos a conseguir, ahora más que nunca.
La declaración deja sin garantías a los países del sur global de que puedan tener los recursos que necesitan para transitar hacia las energías renovables y solucionar otras necesidades. Para que los numerosos objetivos del acuerdo de esta COP28 se hagan realidad, los países ricos tendrán que aumentar significativamente su apoyo financiero y hacer pagar a los contaminadores y a la industria de los combustibles fósiles. Sólo el año pasado, la industria de los combustibles fósiles obtuvo unos beneficios de 4 billones de dólares, y tienen que empezar a pagar por el daño y la destrucción que causan.
Este no es el acuerdo histórico que el mundo necesita: tiene muchos vacíos y deficiencias. Pero en esta COP28 130 países y cientos de empresas, líderes locales y voces de la sociedad civil se han unido para formar una fuerza de cambio sin precedentes. Podemos hacer historia si todos ellos toman ahora esta determinación y hacen realidad la eliminación progresiva de los combustibles fósiles. Para ello lo más urgente es detener todos los planes de expansión de las extracciones de fósiles que nos están empujando ahora mismo por encima del límite del 1,5 °C».
Pedro Zorrilla Miras, representante español en la delegación de Greenpeace en la COP28, ha declarado: “Los países y los Gobiernos regionales y locales tienen que responder a este acuerdo siguiendo la ciencia y llevarlo a la práctica: aplicar y acelerar todas las soluciones para hacer la transición energética rápida y justa que nos permita abandonar los combustibles fósiles, es decir, dejar de usar gas, carbón y petróleo. España, la Unión Europea y el resto de países del norte global deben hacer una transición justa hacia las renovables, la eficiencia y la suficiencia, y no sólo dejar de financiar la industria fósil, sino introducir nuevos impuestos impuestos a este sector y, sobre todo, aportar la financiación que necesitan los países del sur global para que puedan afrontar la transición justa que necesitan y merecen”.
Ghiwa Nakat, directora ejecutiva de Greenpeace MENA, ha declarado: «La COP28 ha enviado al mundo una señal sin precedentes de que se ha levantado el telón para el fin de la era de los combustibles fósiles. Elogiamos los esfuerzos de la presidencia de la COP para concluir con un reconocimiento final de la necesidad de abandonar los combustibles fósiles y movilizar la financiación climática con más de 700 millones de dólares prometidos al Fondo de Pérdidas y Daños que se ha puesto en marcha. Pero las comunidades en primera línea de la catástrofe climática necesitan más que esto. Necesitan ver un compromiso inquebrantable y decidido con una eliminación rápida, equitativa y bien financiada de todos los combustibles fósiles, junto con un paquete completo de financiación para que los países en desarrollo puedan hacer la transición a las energías renovables y hacer frente a los crecientes impactos climáticos. Nos vamos de Dubái sabiendo que la esperanza sigue viva, pero que nuestra misión dista mucho de haber terminado».