El 29 de abril de 1978, el Rainbow Warrior zarpó desde el Támesis y llegó a las costas gallegas para oponerse a la caza de ballenas. La Armada española trató de detenerlo, pero escapó antes de llegar a puerto. Fue la primera acción de Greenpeace en España y el inicio de una relación duradera y fructífera, que culminaría en 1984 con la inauguración de la primera oficina en nuestro país.
Han pasado 40 años, “40 años sin callarnos”, y en este período Greenpeace España se ha convertido en un gran referente en temas medioambientales en nuestro país, con la puesta en marcha de campañas relevantes a nivel local, nacional y global. Asimismo, ha desarrollado un importante trabajo en la creación de vínculos y colaboración con otras organizaciones del movimiento climático, social y ecofeminista.
“Llevamos 40 años sin callarnos: hemos estado presentes en las grandes luchas ecosociales de estas cuatro décadas. El fin de las centrales nucleares, la incineración de residuos, los vertidos químicos, los combustibles fósiles, los sistemas de pesca destructivos, la contaminación por plásticos o la destrucción de los ecosistemas costeros por el urbanismo salvaje son algunos de los temas en los que la presencia de nuestra organización ha sido muy relevante y en los que, además, hemos conseguido importantes éxitos, a pesar de lo mucho que queda por hacer”, ha afirmado la directora ejecutiva de Greenpeace España, Eva Saldaña, que también ha destacado el papel de Greenpeace en la ampliación del espacio democrático, su trabajo en la generación de contrapoder, el cambio de mentalidades y la formación de activistas para transformar el futuro. De esta forma, Greenpeace ha puesto en marcha actividades como los campamentos, la caravana solar, la escuela de activismo o las escuelas solares o amigas de los bosques.
Dos barcos por nuestras costas: una feliz coincidencia
Este aniversario tan relevante ha coincidido con la llegada a nuestro país de dos barcos de Greenpeace: el legendario rompehielos Arctic Sunrise y el velero Witness, que recorrerán nuestras costas este mes de junio para reivindicar la ratificación inmediata del Tratado Global de los Océanos, trabajar junto al sector de la pesca artesanal y conseguir la protección efectiva de las áreas marinas.
Los barcos han constituido siempre una herramienta fundamental en las campañas de Greenpeace para ser testigo, testimonio y actuar frente a las amenazas que sufre el planeta. Además representan una oportunidad para investigar y documentar la biodiversidad marina, acercarse a la ciudadanía, hacer incidencia política, empoderar a las comunidades locales y mostrar de primera mano el trabajo que realizan por todo el mundo.
Repsol, Algarrobico, celulosa gallega, los pellets, la paz… la lucha continúa
En este aniversario, Greenpeace España se presenta como una organización madura, referente e incómoda para el poder. Un gran equipo de personas comprometidas que defienden un modelo de poder distribuido, en manos de la gente y no de las grandes corporaciones, como ocurre actualmente.
“Somos una organización incómoda porque somos incansables en nuestras luchas e independientes gracias a que sólo rendimos cuenta a nuestras 155.000 personas socias y donantes, que confían en Greenpeace para construir un futuro más verde, justo y en paz. El poder de la gente es nuestra fuerza y lo que nos hace imparables. Seguimos actuando cada día: el futuro será lo que queramos que sea”, ha afirmado Saldaña.
En estos momentos, Greenpeace España está volcada en la definitiva demolición del Algarrobico, la oposición a la mega celulosa de Altri, la lucha contra los combustibles fósiles, la denuncia de la concentración de poder y los daños de la industria extractivista y sus financiadores, como es el caso de Repsol o el Santander. También en la protección y el reparto justo del agua, el combate de la crisis climática y la pérdida de biodiversidad y la gestión y protección de océanos, bosques y el medio rural, entre otros muchos asuntos.
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