Las temperaturas más suaves que se han registrado los últimos otoños han hecho que el proceso de fotosíntesis de algunas especies vegetales se haya alargado, lo que ha provocado que las hojas de determinados árboles caducos se caigan más tarde de lo habitual.
Hace unos años, el advenimiento de las primeras nevadas era un síntoma inequívoco de la venida de un largo invierno que iba a perdurar con temperaturas bajas hasta la primavera, ha destacado a Efe el catedrático de Ecología de la Universidad de León, Estanislao de Luis Calabuig.
Ahora, sin embargo-según este experto-, tras la borrasca que acerca las primeras nieves a la Península Ibérica se puede suceder un anticiclón y una vuelta al buen tiempo que antes no era habitual y que hace que la temperatura media de estos meses sea más elevada que la de las últimas décadas.
Premio Castilla y León a la Protección del Medio Ambiente en 2005 y participante en diferentes comités científicos para el estudio del cambio climático, De Luis Calabuig ha apuntado que la principal manifestación de ese fenómeno en España es una «anormalidad» en las temperaturas.
«La temperatura (en otoño) en promedio de los últimos años es mayor, lo cual no significa que un año suba y otro baje», ha afirmado el catedrático, quien ha añadido que estos pronunciados cambios hacen que se pase «de la gran seca a la gran mojada».
Las borrascas otoñales que hace unos años no se manifestaban con tanta fuerza en el interior de la Península ahora dejan lluvias abundantes en lugares como Andalucía o Extremadura, algo que «no significa que sea bueno ni malo, pero sí que es distinto» y supone una evidencia de la alteración del clima, para el experto.
Aunque no existen las suficientes series como para considerar que los cambios que se están produciendo son definitivos, ya que este fenómeno, aunque rápido, es reciente, diferentes científicos han realizado varias experiencias en las que demuestran que el aumento de las temperaturas ha provocado cambios de comportamiento en diferentes especies.
Así por ejemplo, algunas especies vegetales que antes sólo se daban al sur de la Cordillera Cantábrica ahora han conseguido adaptarse a las condiciones de los prados asturianos, se ha detectado la presencia de árboles en puntos a más altura de las zonas de montaña o, en el exterior, algunos países que antes no podían están comenzando a comerciar productos típicos de las zonas mediterráneas, como el vino.
Para Calabuig, «hay bastantes publicaciones, fundamentalmente francesas, que están viendo que para final de este siglo, centroeuropa será la zona con unas condiciones más apropiadas para la presencia de las viñas» debido a la tendencia de que el clima continental que hoy caracteriza a estos países se transforme en mediterráneo, ha concretado.
Otras especies, como la cigüeña han aprovechado estas nuevas condiciones, así como la acción del hombre sobre el medio natural, para evitar migrar a África, como hacían inviernos atrás.
La cigüeña «se ha ligado mucho a la especie humana utilizando los vertederos de basura para alimentarse. Digamos que si les dan de comer gratis y las condiciones climáticas son mucho más benévolas, para qué van a hacer un recorrido cuando lo pueden tener resuelto aquí», ha aseverado.
Después de unos años en los que las informaciones sobre el cambio climático han aparecido frecuentemente en los discursos de los políticos y en los medios de comunicación, De Luis Calabuig ha lamentado que, con la llegada de la crisis, los problemas del medio ambiente hayan pasado a un segundo plano.
Una solución para el futuro, cuando mejore la actividad económica y se levante la austeridad presupuestaria, sería invertir en el cambio de este modelo energético por otro que permita la reducción de gases contaminantes a la atmósfera, los causantes del cambio climático, ha apostado.
Fuente_EFE Verde