Sin una voluntad política clara no se salvarán los humedales, que están más amenazados que nunca

El 2 de febrero de cada año se celebra el Día Mundial de las zonas húmedas, en conmemora de la firma ese día, en 1971, del convenio de los humedales en la ciudad iraní de Ramsar, que dio el nombre al Convenio.

Ecologistas en Acción alerta que los humedales en nuestro país (y en el conjunto del planeta) están sometidos a presiones crecientes, las cuales amenazan seriamente su conservación futura. Se trata de la sobreexplotación de los recursos (singularmente el agua dulce), la contaminación, el cambio climático, la destrucción de los hábitats y las especies exóticas invasoras.

Todas estas presiones son de origen humano y están ocasionadas por una serie de causas subyacentes complejas, como son el modelo socioeconómico de producción y consumo, las desigualdades sociales y de distribución de la riqueza, la población mundial o factores culturales y religiosos, entre otros, tal como señala el informe de referencia de Naciones Unidas en este sentido (Global Biodiversity Outlook 3). Para la organización ecologista, perder los humedales tendría unas consecuencias desastrosas no sólo para la vida salvaje excepcional que en ellas se encuentra, sino también para los múltiples beneficios directos e indirectos que estos hábitats singulares aportan a la sociedad.

Existe una amplísima legislación nacional e internacional que contiene regulaciones para evitar o minimizar muchos de estos riesgos. Es una exigencia fundamental que los políticos cumplan la ley y la apliquen en beneficio de toda la sociedad.

La voluntad política decidida es imprescindible para detener y revertir estas amenazas, y multitud de ejemplos así lo demuestran. El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, terriblemente afectado por la falta de agua debido a la extracción excesiva de las concesiones de agua de la zona, estuvo a punto de desaparecer para siempre si las lluvias de laS últimas estaciones no las hubieran inundado de nuevo, apagando el incendio subterráneo que las consumía. La introducción de especies exóticas (accidental o intencionadamente) arrasa los ecosistemas y las especies autóctonas. El intento de demorar la entrada en vigor del decreto que prohíbe la liberación y pesca de especies de peces exóticos es una muestra clarísima de esta irresponsabilidad política que pone en riesgo nuestros ríos y humedales.

Ejemplos como los anteriores, hacen que Ecologistas en Acción reclame a los líderes políticos un ejercicio de responsabilidad para conservar el patrimonio colectivo, así como seriedad y rigor en el cumplimiento de los compromisos internacionales y la legislación comunitaria y estatal sobre la conservación de los humedales y la biodiversidad.

Theo Oberhuber | www.ecologistasenaccion.org

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