Río de Janeiro, Brasil (20/06/12). Si algo debería regir en esta cumbre es la humanidad en el sentido de una cualidad positiva y generosa. Los que estamos aquí deberíamos lucir las mejores de nuestras cualidades como seres humanos para renovar el compromiso con el planeta, y con el resto de la humanidad. Gobiernos, ONG, industrias, sindicatos, bancos, académicos…todos juntos buscando un buen acuerdo.
Esta cumbre es como un matrimonio que, al tener problemas graves en su relación, decide invitar a todo el mundo a una ceremonia para renovar los compromisos que contrataron a la hora de casarse, ya hace 20 años. Aunque algunas cosas en la relación funcionan, los hechos demuestran que las partes del acuerdo han roto promesas por todos los lados. ¿Cuál es la mejor manera de proceder? En primer lugar deberíamos reconocer qué ha ido mal en las últimas dos décadas y porqué, para luego identificar qué medidas habrá que tomar y ponerse de acuerdo entre todos para saber cómo proceder.
Estoy hablando de medidas concretas, claras, ambiciosas, porque sino, los compromisos ya contraídos no van a ninguna parte. Pues en el texto que mirarán los ministros y Jefes de Gobierno estos días en Río hay poco diagnóstico, poca solución y pocas novedades. Todo ello para, se supone, encontrar un acuerdo y no quedar mal, pero mucho me temo que ante la opinión pública del mundo, un acuerdo débil e impreciso tendrá el efecto contrario. El viernes o el sábado veremos si el texto sigue así.
Dicen los expertos de la comunicación y divulgación ambiental que para hacer llegar el mensaje a la sociedad, de la gente de a pie que tiene otras preocupaciones, hay que incluir algo positivo, algo de esperanza. Pues ante el espectáculo que parece que me espera estos días en el Ríocentro, igual me quedo con el calor humano, de mi pequeña familia anfitriona aquí, en su acogedor apartamento en la Avenida Olof Palme, no muy lejos del Parque Ecológico Municipal Chico Mendes…
David Howell | SEO/BirdLife