La Conferencia de Río+20 que hoy comienza no viene acompañada del cambio estructural en el modelo depredador actual. Al contrario, profundiza la crisis global y coloca a la humanidad al borde del abismo. La economía verde representa la última coartada de las empresas transnacionales para seguir exprimiendo el planeta.
“Veinte años después podemos decir que los líderes mundiales no han aprendido nada desde Río 92”, comenta Samuel Martín-Sosa de la Alianza ¿Economia verde? ¡Futuro imposible!. “No tienen ni la preparación, ni la integridad para acometer los cambios radicales que se precisan para ponernos en el camino de la sostenibilidad, ni tampoco la capacidad para ello, pues son los mercados y los grandes grupos económicos quienes deciden”, añade. Lo que se plantea en el texto negociador de la Conferencia no está a la altura de los retos a los que el Planeta se enfrenta, y transmite la sensación de que su mundo de burocracia negociadora no es el mundo real en crisis que estamos viviendo. No hay una mirada crítica a la incapacidad de cambiar el rumbo en estas dos décadas. Brasil ha presentado un texto descafeinado y carente de contenido y compromiso, que supone un retroceso en los acuerdos de Río 92, a pesar de que hoy los problemas son mucho más profundos que entonces.
El borrador del texto de negociación que hoy se pone sobre la mesa está atravesado de un llamamiento contínuo a la necesidad de conseguir un crecimiento económico sostenido. “Poner el crecimiento en el lado de las soluciones en lugar de en el de las causas es truncar de partida cualquier posibilidad de cambio real. No es posible el crecimiento infinito en un planeta con límites y recursos finitos. Los líderes reunidos en Río deben decirle la verdad a la ciudadanía sobre a donde lleva esta carrera alocada hacia delante, dándole oxígeno a un modelo en crisis, sin escuchar a las voces de millones de personas indignadas y excluidas que claman por otro mundo diferente. No se pueden hacer políticas sostenibles con políticos irresponsables”, denuncia Iñaki Bárcena, otro miembro de la alianza.
No hay nada en la denominada “Economía verde” que se plantea en el texto de negociación que cambie las bases sobre las que se asienta el funcionamiento del capitalismo, y por tanto no se podrán acometer los cambios estructurales que permitan conseguir los objetivos de erradicación de la pobreza, inclusión, reducción de las emisiones, etc. que se plantean desde el discurso oficial. Lo que si hay en el borrador es el esbozo de un nuevo empuje para extender la lógica mercantilista a todos los bienes naturales que aun hoy no tienen dueño, que aun hoy, son de todas las especies de la Tierra. Así, la Economía Verde persigue la apropiación de los bienes naturales (agua, tierra, aire,…) y las funciones de los ecosistemas (regulación del clima, depuración de las aguas, polinización, fotosíntesis…) para incluirlos en el mercado, comerciar con ellos, y convertirlos también en valores financieros.
“Los líderes mundiales reunidos en las instalaciones de Río Centro no representan a sus ciudadanos”, denuncia Samuel Martin Sosa. Con la urgencia y magnitud de la crisis multidimensional en la que estamos, no se entiende que líderes como Obama, Merkel o Cameron, ni siquiera asistan al evento y que las corporaciones muestren más interés que los propios gobiernos. Esto deja claro a quien beneficiará la “Economía Verde”. Las organizaciones sociales, y representantes de las diferentes comunidades reunidos en la Cumbre de los Pueblos, el encuentro alternativo que se desarrolla de forma paralela, han denunciado la cooptación de los gobiernos y del propio sistema de Naciones Unidas por las corporaciones, que influyen cada vez más la agenda política. Así mismo han lanzado una propuesta para avanzar hacia un marco normativo internacional que permita limitar el papel de las corporaciones en las decisiones políticas y depurar sus responsabilidades en las agresiones ambientales y sociales, particularmente en países del Sur.
El borrador de negociación se llama “El futuro que queremos”, pero representa en realidad el futuro que NO queremos. Desde la Alianza “¿Economía Verde? ¡Futuro imposible!” dicen que con esta denominada Economía Verde, no habrá futuro para la humanidad porque este no será posible. El tiempo se agota y probablemente dentro de 20 años ya será demasiado tarde.
Samuel Martín-Sosa, portavoz Alianza “¿Economía Verde? ¡Futuro imposible!”