Tras los previsibles retrasos en la entrega, ayer salió a la luz el documento encargado a los 14 miembros de la Comisión de Expertos sobre Escenarios de Transición Energética. Dos cosas llaman la atención de este comité: la inexplicable ausencia de mujeres en su composición y su claro sesgo ministerial. Si se valora el perfil de los comisionados en este grupo, la mayoría parece más preocupada en defender el punto de vista del Ministro Nadal y los intereses de las grandes empresas, que el de las personas y el clima. La elección del comité fue desaprobada en su momento por todas las organizaciones ecologistas debido a su falta de independencia, objetividad y representatividad.
El caso es que tras dos docenas de encuentros a lo largo de los últimos meses, el resultado ha sido el documento que hoy lleva por título “Análisis y propuestas para la descarbonización” . Es por lo tanto urgente transitar en el menor tiempo posible hacia un modelo energético electrificado, renovable y libre de combustibles fósiles. Y aunque no especifique el cuándo, parece que hay un relativo consenso dentro del comité: esta es la vía para reducir emisiones de gases de efecto invernadero. Esta, y otra vía que, sin ser excluyente, sorprende que se introduzca tan de pasada en el texto: la de la reducción del consumo energético en todos los sectores económicos que lo permitan, no solo en los de transporte y edificación.
Amigos de la Tierra considera que el capítulo primero en el que se desarrollan los diversos escenarios energéticos es el más interesante del conjunto, aunque para los análisis contemplados se asuman escenarios basados en indicadores tradicionales para medir la economía y el consumo como son el Producto Interior Bruto o el consumo de energía, ignorando otros indicadores alternativos más humanizados y respetuosos con el Planeta. Por si fuera poco, se asume el año 2005 como año base, algo que desde el ecologismo siempre se ha considerado como erróneo, puesto que en ese año el Estado español alcanzó su tope de emisiones, y eso distorsiona el impacto real de las medidas de mitigación puestas en marcha hasta la fecha por los diversos Gobiernos.
Según Hector de Prado, responsable de Clima y Energía de la asociación: “a grandes rasgos, los expertos vienen a decirnos: alarguemos la nuclear (a pesar de los costes exorbitados y el riesgo que conlleva), mantengamos un poco más el carbón (aunque sea una tecnología obsoleta), y metamos más renovables de ahora a 2030, eso sí, con el gas natural colgado del bracito (más infraestructuras que financiar y amortizar). El ministro debe estar bastante complacido, sin duda. Las organizaciones ecologistas no tanto: si esta es la base para que el Gobierno redacte el borrador de Plan Integrado de Clima y Energía que la nueva regulación europea de Gobernanza nos exigirá para finales de año, apaga y vámonos”.
Es de recibo apuntar que el apoyo a la mayoría de estas conclusiones no cuenta ni mucho menos con el consenso total dentro del propio grupo de expertos: debido a matices de diversa índole explicados al final del documento, 3 de los 14 representantes se han abstenido de darle el visto bueno, es decir algo más de un 20% de los representantes.
Amigos de la Tierra, en su voluntad por conseguir una ley de máximos que como mínimo se asemeje a las de nuestros países vecinos, lanza el mandato a los autores de dicho informe para que expliquen y desarrollen determinadas aseveraciones que se encuentran (o no) presentes en el texto, especialmente las referidas a determinadas tecnologías, o la ambigüedad con la que se trata el concepto de democracia energética y empoderamiento de la ciudadanía.
Asimismo, la organización ecologista tiene la intención de reunirse con los diversos grupos parlamentarios y con la Oficina Española de Cambio Climático para orientar el debate hacia los intereses de las personas y el Planeta, evitando que caiga en uno basado en el intercambio de cifras y en el que la ciudadanía acabe siendo la parte más perjudicada. Amigos de la Tierra ve una ley de estas características como una prueba de fuego y a la vez una oportunidad para que un amplio espectro de la sociedad española aúne esfuerzos por una causa ambiental y social de primera magnitud. Además considera fundamental que la ciudadanía perciba este reglamento como algo positivo, que le va a reportar beneficios a medio plazo, no como otro “invento del Gobierno para recabar más impuestos”.
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Más información:
Hector de Prado, responsable de clima y energía de Amigos de la Tierra