Las aves y las personas cada vez nos parecemos más. A pesar de las diferencias visibles, pequeñas características nos unen. Así, a bote pronto, se te ocurre alguna similitud? Ahí van algunas: ambos somos bípedos, reconocemos sonidos y somos capaces de componer melodías, y, además, nos gusta viajar con amigos.
Según un reciente estudio realizado con pinzones bengalíes por investigadores de las universidades de Emory y Sur de Dinamarca y el Instituto de Tecnología de Georgia y publicado en Journal of Neuroscience, los músculos vocales de las aves cantoras funcionan como los de los cantantes. Durante la investigación se ha demostrado la capacidad neuronal de las aves para realizar los complicados cálculos que les permiten controlar su canto. Capacidad que no se ha observado en aves no cantoras.
Otro rasgo que nos acerca a las aves es su carácter social. Hasta ahora los científicos habían observado el gregarismo en aves grandes, pero un nuevo estudio realizado por investigadores del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona publicado en Bird Study confirma esta peculiaridad en aves más pequeñas como los lúganos (en la imagen superior). Es decir, a las aves pequeñas también les gusta viajar con amigos, son capaces de establecer vínculos durante varios años y recorrer distancias de varios cientos de kilómetros juntos. El estudio también revela que los individuos de la especie prefieren aparearse con otros que les resultan familiares. Esto puede deberse, además de a un importante mecanismo de adaptación local, a las interacciones que se producen durante el largo periodo de tiempo que pasan juntos.
Patricia Pastor | ecoactiva
Fuente: ecoticias y Agencia SINC