BioCultura Valencia se celebra en Feria Valencia los días del 22 al 24 de febrero. La feria es una apuesta por un cambio total de paradigma. Donde más hincapié hace es en la alimentación ecológica y local. Hemos hablado con Ángeles Parra, directora de la feria, fiel exponente del mundo “bio” que, en su día, transformó su vida para estar, como ella misma dice, “en las coordinadas de una vida física y espiritualmente en armonía con el cielo y la tierra”. Tal vez es que Santa Teresa de Jesús tenía razón: “Lo divino está entre los pucheros”.
La agricultura ecológica debería estar mucho más apoyada por la Administración. Porque, además de sus beneficios medioambientales y para la salud de agricultores y consumidores, es un importante bálsamo para nuestras eco-nomías en estos momentos de incertidumbres. Mientras tantos sectores se desploman, y mientras los políticos (sean del color que sean) dan palos de ciego y siguen protegiendo a las industrias y empresas de toda la vida, cuyos problemas acabamos solucionando todos nosotros con nuestros impuestos, el sector de la agricultura ecológica produce algo más que fantasiosos “brotes verdes”. Es una realidad consolidada y con futuro. En vez de ayudar a los que se hunden, contaminantes y usureros, la Administración debería fijarse en aquellos sectores que crean puestos de trabajo, respetan el medio y a los consumidores y fijan la población en los entornos rurales. Quien quiera ver un reflejo positivo de esta realidad, que acuda a BioCultura Valencia, a finales de febrero, y verá una realidad que no aparece en los medios de “des-información”.
ENFERMEDADES DE LA CIVILIZACIÓN
Según reconoce la propias OMS, «el 80% de la enfermedades de la civilización tienen que ver con una dieta errónea y contaminada y con tóxicos ambientales». La alimentación convencional conlleva todo tipo de problemas: medioambientales (se contaminan las aguas, los ecosistemas, se pierde biodiversidad, se modifica el clima, se erosiona el suelo, etc.); económicos (se concentra el poder económico en pocas manos, se beneficia a los más poderosos en detrimento de las clases campesinas; sociales (se pierde población rural, se abandonan los campos, se beneficia a los monocultivos, se pierden paisajes, se abandonan tradiciones agro gastronómicas, etc.); sanitarias (problemas de salud por residuos tóxicos en alimentos (pesticidas, herbicidas, conservantes, transgénicos, nanotecnología, etc.). La respuesta a todo esto es una alimentación que, progresivamente, avance hacia la agro ecología en el marco de unas eco-nomías cada vez más re localizadas que aboguen por los productos locales, artesanos y de temporada. Además, estaríamos luchando también contra el cambio climático, pues la agroindustria, con sus prácticas salvajes, es destructora de la biodiversidad y una gran contribuyente al calentamiento global. Ángeles Parra, directora de BioCultura, ha dicho. “BioCultura es mucho más que una feria al uso. Aquí no sólo se viene a hacer negocios. Se viene a obtener información para ese otro mundo posible. Y, también, a recibir energía positiva”.
SEGURIDAD ALIMENTARIA
BioCultura está en el origen de la puesta en público de los productos procedentes de la producción ecológica. Desde BioCultura, Parra señala: “Hemos compaginado un proyecto ferial, con un lugar de encuentro de inquietudes de personas y profesionales que trabajan por un mundo mejor. Hemos huido de las verdades a medias y nos hemos enfrentado y denunciado repetidamente lo que consideramos que es un atentado contra la seguridad alimentaria. Las administraciones públicas no han tenido más remedio que adaptarse a los tiempos. Primero, nos miraban como si fuéramos unos iluminados de otro mundo. Luego, empezaron a tímidamente recoger las bases de la producción ecológica con la intención de legislar lo que parecía un sector al alza en Europa. Más tarde, nos consideran una calidad diferenciada más, una de tantas. Ahora, parece que la evidencia de los desastres alimentarios y medioambientales… les muestra que no es tan fácil engañar a la gente y, menos todavía, a los más comprometidos. Ahora ya se apuntan al carro ‘bio’ pero ‘no se mojan’, sólo ‘de boquilla’. En Europa, lo ‘bio’ ha sido, desde hace años, una política de estado: Alemania, Dinamarca, Italia, Francia, UKF No algo de derechas o de izquierdas. Desgraciadamente, aquí, nuestros políticos viven todavía en el siglo XIX”.
ECO-NOMÍA
Estamos ante un sector sostenible en el aspecto económico, social y medioambiental. Por superficie destinada a la agricultura ecológica, nuestro país ocupa el primer lugar de la Unión Europea y el sexto en todo el mundo, con 1,8 millones de hectáreas”. El consumo de productos ecológicos representa en nuestro país un volumen de negocio en torno a los 900 millones de euros, el valor de la producción asciende a 685 millones y el de las exportaciones a 454 millones. Es un mercado muy importante para el futuro económico del país y una mejora significativa de la imagen y el prestigio que ofrecen nuestros productos en el exterior.
Lamentablemente, la baja demanda que existe por lo que se refiere al consumo interior, que lleva a que alrededor del 80% de la producción se exporte a otros países, muestra que nos queda un largo camino que recorrer, lo que por otra parte, lo convierte en un mercado interesante para invertir, porque no ha parado de crecer todavía. El dato que muestra más a las claras este desfase es el valor medio que representa el consumo de productos ecológicos, que es de apenas 19 euros al año por habitante frente a los 119 euros que se registra en un país como Suiza. Por eso, uno de los retos principales consiste ahora en aumentar el consumo interno. En ese aspecto, como dice Ángeles Parra, “BioCultura es una apuesta por la promoción del producto ecológico entre la población. Sus virtudes son muchas, pero el público todavía las conoce. Pero, una vez que empiezas a consumir ecológico, ya no lo puedes dejar. La feria también incluye otros sectores, porque el cambio de paradigma que necesita hoy elmundo es integral, global”.
Cristina Diago | Vida Sana