La finalización de la temporada de caza a mediados del mes de febrero marca el inicio del periodo más grave en el uso de cebos envenenados. Este espacio de tiempo coincide con los meses en los que se produce la cría de la perdiz, intensificándose el uso de cebos envenenados para eliminar zorros o aves rapaces que depredan sobre ésta y otras especies como el conejo. Se trata de una forma de control de la depredación devastadora y no selectiva que afecta todos los años a numerosas especies amenazadas, y que además está considerada un delito según el artículo 336 del Código Penal.
Asunción Ruiz, Directora Ejecutiva de SEO/BirdLife, señala que “a pesar de ser un delito que afecta a nuestros patrimonio natural y pone en peligro nuestra propia salud, desgraciadamente se sigue utilizando este método ilegal para controlar depredadores. Durante este periodo es fundamental el incremento de las labores de investigación y prevención que los agentes de la autoridad realizan para controlar el uso del veneno, especialmente en aquellas zonas donde se estén registrando casos de envenenamiento. Es inaplazable la erradicación del uso del veneno en el campo”.
La RFEC anima a todos los miembros del colectivo cinegético a ser implacables con todos aquellos que utilizan veneno, ya que “su uso no sólo produce un gran desequilibrio medioambiental sino que daña la imagen de todo el colectivo, comprometido en la lucha contra esta práctica ilegal”.
Uso de cebos envenenados
A pesar de ser ilegal y no efectivo, el veneno se sigue utilizando para eliminar depredadores. La colocación de cebos envenenados es una práctica arraigada en nuestros campos, completamente ineficaz para los objetivos que persigue, además de un método masivo, no selectivo y cruento para la fauna. Por ello, está prohibido por la legislación nacional y autonómica y aparece tipificado como delito en el Código Penal. El veneno en el campo supone un riesgo para la salud pública, para el medio ambiente y para nuestras mascotas.
SEO/BirdLife es coordinador del proyecto Life+ VENENO que tiene como objetivo lograr una disminución significativa del uso de veneno en España. El proyecto, con un presupuesto de 1,6 millones de euros, de los cuales la Comisión Europea cofinancia el 40% y la Fundación Biodiversidad el 26%, se desarrolla entre 2010 y 2014.
David de la Bodega | SEO/BirdLife