WWF España ha presentado una queja ante la Comisión Europea por incumplimiento del las directivas comunitarias sobre política de aguas y tratamiento de las aguas residuales urbanas. Tras la visita de campo realizada a Doñana el pasado jueves, los técnicos de la organización documentaban en imágenes el vertido de aguas residuales urbanas sin depurar de los municipios de Almonte, Bollullos Par del Condado y Rociana del Condado (Huelva), todos ellos municipios del entorno del espacio natural de Doñana.
WWF considera inadmisible el retraso en la aplicación de la normativa comunitaria en materia de aguas residuales, que fijó como fecha límite el año 2005 para que todas las poblaciones tuvieran depuradas sus aguas urbanas. Pero siete años después, la Junta de Andalucía y el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente no se ponen de acuerdo para acabar las obras, permitiendo que Doñana siga contaminándose día tras día.
Por ello, WWF ha enviado un escrito a la UE, acompañado de un CD con imágenes del suceso y un Informe con el resultado de los análisis realizados a las aguas de Doñana, que revelan concentraciones de contaminantes que multiplican por ocho la cantidad máxima admisible.
Se da la circunstancia de que además, el pasado día 4 de octubre, España era sancionada por el Tribunal de Luxemburgo por el incumplimiento de la Directiva Marco de Agua, al no haber aprobado los planes hidrológicos de cuenca, entre otros, el del Guadalquivir, donde se ubica Doñana. Estos planes deben incluir medidas para evitar el deterioro de las aguas dulces y conseguir el objetivo de su conservación en buen estado ecológico, lo que presupone control de vertidos y eliminación de todas las sustancias peligrosas prioritarias. Esta sentencia se suma a la que recibió España en abril de 2011 por incumplimiento de la Directiva de Saneamiento y Depuración de las Aguas Residuales Urbanas. Si España persevera en su incumplimiento, se expone a sanciones millonarias.
WWF recuerda que tres municipios del entorno de Doñana siguen vertiendo aguas residuales sin depurar directamente a los arroyos de un espacio declarado Patrimonio de la Humanidad y que el análisis químico de las aguas revela concentraciones de contaminantes que multiplican por ocho la cantidad máxima admisible.
Cristina Martín | WWF