Si hiciéramos números globales y entráramos en un juego hipotético “de rentabilidad”, podríamos decir algo así: la biodiversidad aporta 125 billones de euros a la economía mundial. ¡El PIB de las 20 mayores economías del mundo sumado es apenas la mitad! La organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es clara en este sentido y asegura que, si queremos alimentar al mundo, debemos cambiar de rumbo y que están en riesgo cultivos por valor de 235.000 a 577.000 millones $ /año porque perdemos, por ejemplo, polinizadores.
La importancia de la biodiversidad se fundamenta en lo que aporta cada especie y cada individuo. Cada uno de ellos forma la cadena trófica que conforma nuestro mundo y si un solo eslabón falta, esa cadena de funcionar. Todas las especies, incluida la humana, dependemos unos de otros. “La biodiversidad es la base de la vida. Por eso, desde FGN trabajamos para frenar la pérdida de los invertebrados y los microorganismos que habitan nuestros suelos sin los que no es posible mantener nuestra agricultura y nuestros sistemas productivos de manera sostenible a largo plazo”, asegura el director gerente de la Fundación, Eduardo de Miguel. Desde FGN queremos insistir en el Día Internacional de la Biodiversidad, que se celebra mañana 22 de mayo, que la biodiversidad es mucho más que su valor económico, a pesar de lo elevado que sea. La biodiversidad es la variedad de seres vivos que habitan el planeta y lo hacen tal y como es.
La agricultura es uno de los grandes focos en los que hay que centrar la mirada para dejar de perder biodiversidad y recuperar la que está en riesgo: si la agricultura no es sostenible, no será. En Fundación Global Nature (FGN) trabajamos para que las prácticas tradicionales se recuperen, para reducir los químicos en el campo y los tóxicos en la mesa.
De hecho, la biodiversidad proporciona muchos beneficios fundamentales para las personas, más allá de la provisión de materias primas. Y si esa biodiversidad se pierde, se multiplican las consecuencias negativas que condicionan el bienestar humano: fragilidad ante desastres naturales, la seguridad energética y alimentaria, dificultad para el acceso al agua limpia, por citar algunas.
Un millón de especies amenazadas
Es necesario que el valor de la biodiversidad cale en la sociedad para conseguir la implicación de todos y revertir así la enorme pérdida que estamos viviendo. El informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES), impulsado por 120 gobiernos y presentado a principios de mes en París, fue muy significativo en este sentido: un millón de los ocho millones de especies animales y vegetales existentes están amenazadas de extinción y podrían desaparecer en solo décadas. “Aunque en la última década hemos conseguido frenar el declive de las especies más emblemáticas de la península ibérica como el oso pardo, el lince ibérico o el águila imperial, entre otras, es muy preocupante la pérdida de la biodiversidad que no se ve”, añade Eduardo de Miguel.
La Fundación Global Nature desarrolla esta labor a través de proyectos europeos y en colaboración con empresas pioneras del sector agroalimentario. Esta estrategia ha permitido desarrollar y testar herramientas (softwares) y metodologías que permiten desde evaluar el riesgo climático hasta mejorar la gestión de la naturaleza a escala de explotación agraria, determinando para cada medida indicadores y protocolos de verificación que aseguren su trasferencia al mercado. Tras identificar aspectos críticos de sostenibilidad a lo largo de la cadena de suministro de numerosos productos agrarios y desarrollar protocolos de aprovisionamiento sostenible con empresas transformadoras, productores y agricultores, se ha logrado la implantación de programas de aprovisionamiento sostenible para diferentes materias primas y productos (ej. cultivos hortofrutícolas como el tomate, cultivos leñosos como el olivo, el pistacho o el viñedo), avanzando así en el camino de la sostenibilidad agraria.