Un grupo de 12 expertos decidirá qué ciudad, de las 12 que se han presentado, será la Capital Verde Europea en 2016. Una decisión que se conocerá el próximo junio en Copenhague. Este galardón reconoce los esfuerzos de las corporaciones locales por respetar el medio ambiente, mitigar el cambio climático, fomentar la movilidad sostenible y conservar o aumentar el espacio natural a disposición de los ciudadanos. Solo un país, España, cuenta con dos ciudades candidatas: Santander y Zaragoza. Así, el premio que recibiera Vitoria-Gastéiz en 2012, podría regresar al país.
¿La competencia? Dąbrowa Górnicza (Polonia), Essen (Alemania), Larissa (Grecia), Ljubljana (Eslovenia), Nijmegen (Países Bajos), Oslo (Noruega), Pitesti (Rumania), Reggio Emilia (Italia), Tours (Francia) y Umea (Suecia). En total, 12 ciudades se han presentado a un premio que nació en 2010, año en el que ganó la capital sueca, Estocolmo, frente a otras tres adversarias.
Para esta edición un nuevo criterio ha permitido que más ciudades se presenten a este galardón, al que el año pasado optaron ocho urbes. En esta ocasión pueden concurrir ciudades de más de 100.000 habitantes, mientras que en años anteriores la población tenía que superar los 200.000. Así, Santander, con 180.000 ciudadanos aproximadamente, según datos del Instituto Nacional de Estadística de 2012, ha podido presentarse.
Pero la cantidad de población y la pertenencia a la Unión Europea no es lo único que une a estas ciudades. Todas ellas tienen que demostrar que han hecho grandes esfuerzos por mejorar y conservar el medio ambiente. No vale solo con las palabras o las promesas sobre el papel. “Tienen que ser un ejemplo”, asegura un portavoz de los European Green Capital Awards de la Comisión Europea.
“Es importante premiar a ciudades que trabajen para mejorar el entorno urbano y caminar hacia zonas residenciales más saludables y sostenibles para que además, inspiren a otras ciudades a hacer lo mismo en el contexto de una competición amistosa”, detallan fuentes de la Comisión Europea.
Ese es el objetivo de la institución europea, pero, ¿Qué significa para las galardonadas? No hay dotación económica, pero participantes y organizadores destacan la importancia de este premio en términos de publicidad, prestigio internacional y turismo. “Y el orgullo de sus habitantes”, aseguran desde la Comisión. “Como resultado de este premio, Vitoria-Gasteiz fue capaz de alcanzar acuerdos con otras instituciones e incluso financiar la plantación de 250.000 nuevos árboles en el cinturón verde de la ciudad”, detallan esas mismas fuentes. “Y fue un ejemplo para el resto de Europa”.
Estos son los efectos de un premio que es, a su vez, consecuencia del buen hacer. Y en medio, los ciudadanos, que en definitiva son los beneficiados que sus gobiernos locales se preocupen por la conservación del entorno urbano, la limpieza del aire, la movilidad o la creación de áreas verdes y peatonales.
Pero las ciudades no se definen solo por sus calles, edificios o parques, sino por su gente. También sus acciones, intenciones y creatividad tienen un papel importante en la evaluación del jurado que también cuenta con representación española. Javier González Vidal, técnico en residuos y contaminación de la Conserjería de Medio Ambiente de la Comunidad Valenciana será el encargado de evaluar apartado de cambio climático y cómo las corporaciones locales luchan contra el mismo.
¿Qué han hecho en este sentido Santander y Zaragoza? ¿Por qué merecerían estas ciudades y sus habitantes obtener el Premio a la Capital Verde Europea? Se lo hemos preguntado a sus respectivos alcaldes. Iñigo de la Serna y Juan Alberto Belloch no han escatimado en elogios hacia las ciudades que representan, sin olvidar, no obstante, que todavía queda mucho camino por recorrer. Y mejor si es en bicicleta.