La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir reconoce en este documento que Doñana atraviesa su década más seca desde 1970 y que la precipitación en el parque nacional en el último año hidrológico (2020-2021) se ha reducido aún más respecto al año anterior. Sin embargo, la sobreexplotación no cesa y afecta al 62% de los sectores del acuífero, que se encuentran en una situación peor a la que le correspondería según la pluviometría.
“Con el 62% de los sectores del acuífero en una situación peor a la que le correspondería según la pluviometría, la situación de Doñana es crítica. La duración temporal de las inundaciones de las grandes lagunas peridunares se reduce de forma preocupante (p.ej. las lagunas de Santa Olalla y la laguna Dulce). Asimismo, diversas lagunas que se secaban de forma muy ocasional ahora se secan todos los veranos, y otras lagunas consideradas permanentes sufren altos grados de desecación, lo que reduce enormemente la superficie inundada y genera graves alteraciones en el ecosistema”, explica Roberto González, responsable del Programa de Aguas de SEO/BirdLife.
Estos datos alarmantes forman parte del Informe de estado de los acuíferos del entorno de Doñana. Este documento de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ha sido presentado hoy ante la Comisión de Aguas del Consejo de Participación de Doñana, y reconoce que el complejo de lagunas peridunares, quizás el lugar más emblemático de Doñana, está reduciéndose. De las diez principales lagunas sobre las que la Confederación Hidrográfica mantiene un seguimiento mediante imágenes de satélite para determinar la superficie inundada, ya solo quedan cuatro con lámina de agua, habiéndose reducido la superficie total inundada respecto al año anterior, y se encuentran completamente secas seis de las lagunas: Charco del Toro, Zahillo, Taraje, Sapo, Los Hermanillos y Rincón de Guerrero.
Según este informe, el último año húmedo en Doñana tuvo lugar en 2010/2011. Así, en la última década Doñana ha sufrido cinco años secos y seis años con una pluviometría por debajo de la media, habiéndose convertido ya la última década en la más seca desde 1970. La continua, y creciente, sobreexplotación hace extremadamente menos resiliente al conjunto del ecosistema ante esta reducción de precipitaciones y los futuros cambios en la pluviometría. La sobreexplotación, lejos de haberse frenado o limitado parcialmente, como obligan las directivas comunitarias, sigue ejerciendo más tensión si cabe sobre los ecosistemas acuáticos del espacio natural.
Menos pluviometría y más extracciones
“La realidad climática no acompaña y, de no tomarse medidas más drásticas y urgentes, la posibilidad de solucionar el problema se aleja cada vez más. La situación de las aguas subterráneas empeora con respecto a años anteriores: de los 16 sectores en los que está dividido el acuífero de Doñana tres califican en alarma, diez en alerta, dos en prealerta y tan solo uno en normalidad, estando 10 de los 16 sectores peor de lo que le correspondería por la pluviometría existente”, subraya Roberto González.
Esto significa que la mala situación de las aguas subterráneas no se debe exclusivamente a la sequía, sino a las extracciones del recurso. Igualmente, la tendencia de los indicadores que determinan el estado global de las aguas subterráneas es descendente, incluso en mayor medida que la tendencia a la baja identificada también en las precipitaciones.
Fracaso reproductivo
Doñana está considerada, según los datos de BirdLife International, como “IBA in Danger”, una de las Áreas Importantes para la Conservación de las Aves y la Biodiversidad (IBA) más amenazadas a nivel mundial.
A estas alturas, es obvio que la conservación a largo plazo de Doñana pasa por reducir la cantidad actual de extracciones de aguas para mejorar la recuperación del acuífero y, con ello, su capacidad de respuesta ante los retos climáticos presentes y futuros. La comunidad científica ya reconoce la existencia de afecciones sobre el ecosistemas, los hábitats y las especies y que la resiliencia del ecosistema ya ha sido gravemente dañada; no en vano, la cría de aves acuáticas este año ha sido extremadamente baja. “La escasez de precipitaciones y la sobreexplotación de las masas de agua, ha provocado que, un año más, la reproducción de las aves acuáticas en la marisma del Parque Nacional de Doñana haya sido un fracaso casi absoluto. El colapso de los ecosistemas acuáticos de Doñana se muestra en su incapacidad actual para albergar aves en su periodo más crítico, uno de los principales motivos por los que ha sido considerado una de las joyas de la naturaleza europea”, explica Carlos Davila, responsable de la Oficina Técnica de SEO/BirdLife en Doñana.
Directiva Marco del Agua para conservar Doñana
Las políticas de conservación de la naturaleza deben dejar de ir desacopladas a las políticas sectoriales cuya insostenibilidad en el área de influencia de lugares como Doñana se agudiza, llevando al colapso a sus hábitats prioritarios y todos los servicios ambientales que aportan a la sociedad.
El elemento fundamental que debe asegurar la supervivencia a medio y largo plazo del Parque Nacional de Doñana, el agua, sigue desapareciendo paulatinamente del espacio natural. España sigue sin ser capaz de frenar la sobreexplotación del gran acuífero situado bajo los bosques, dunas lagunas, veras y lucios de Doñana, y la tendencia climática no ayudará a ello. Desde el año 2009, gracias a la Directiva Marco del Agua, España está obligada a incorporar medidas eficaces para proteger las aguas tanto en términos cualitativos como cuantitativos y garantizar así su sostenibilidad. Si bien, tras dos ciclos de planificación hidrológica, y con el tercero a las puertas de iniciarse, España no asume la necesidad de adoptar medidas para evitar el deterioro e incrementar el principio de cautela y de acción preventiva.
“A pesar de la realidad que sufre Doñana, siguen existiendo apuestas que, de ejecutarse, serán la puntilla del futuro del humedal, como la propuesta de ley para regularizar 1.600 hectáreas de regadío ilegales. Las Administraciones públicas con competencias deben revertir la situación de forma coordinada y, especialmente, aplicar las medidas que reclamamos desde hace años para conseguir, entre todos, salvaguardar el futuro de Doñana. Especialmente urgente es declarar las lagunas costeras como el primer hábitat en peligro de desaparición en España, asumir las responsabilidades para considerar en peligro el Patrimonio de la Humanidad de Doñana y entender que estas medidas de urgencia no son negativas, sino una herramienta constructiva para facilitar acciones de conservación de emergencia y asistencia internacional con el fin de prestar apoyo a sitios gravemente amenazados”, concluye Roberto González.