El Congreso brasileño ha aprobado a última hora de ayer la legislación forestal que deja a la región del Amazonas y otras áreas cruciales sin protección ambiental y otorga una amnistía a los individuos acusados de deforestación ilegal en el pasado.
WWF condena la nueva versión del Código Forestal, impulsada por los sectores más obsoletos de la potente industria agroforestal de Brasil, al no tener en cuenta los costes sociales y ambientales. Desde 2006, Brasil ha demostrado que puede reducir enormemente su tasa de deforestación, a la vez que aumenta la producción agrícola y reduce la pobreza. Sin embargo, esta versión de la ley amenaza los logros que tanto esfuerzo le ha costado a los ecologistas y a la sociedad brasileña.
Esta nueva ley debe ser sancionada ahora por la Presidenta Dilma Rousseff, que tiene 15 días para decidir si la firma y la convierte en una ley nacional o si, por el contrario, veta todo o parte del contenido.
“La Presidenta Rousseff hizo la promesa de que no toleraría las leyes que promovieran nuevas oleadas de deforestación o amnistiaran crímenes forestales del pasado. Ella sabe que estos cambios son negativos para Brasil y para el medio ambiente. Le pedimos que mantenga sus promesas”, declaró María Cecilia Wey de Brito, Directora General de WWF Brasil.
Las amnistías propuestas no solamente significarían dejar de perseguir a los criminales ambientales, sino también unas pérdidas de unos 4.800 millones de dólares en multas.
“WWF espera que la Presidenta Rousseff se oponga a esta reforma sin visión de futuro y sin sentido de la ley forestal que ha sido aprobada por el Congreso de Brasil hoy”, declaró Jim Leape, Director General de WWF Internacional.
Leape concluye: “En un año en el que los líderes mundiales de la política, la empresa y la sociedad civil se reunirán en Río de Janeiro durante la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, sería una vergüenza para Brasil renunciar a su posición de líder mundial de la conservación de los bosques. Insto a la presidenta a que se oponga con rotundidad a los aspectos más peligrosos de la nueva ley, por el futuro de la economía de Brasil, por su patrimonio natural y por su gente”.
WWF ha resaltado los impactos más graves de la ley forestal propuesta, así como las alternativas viables. Entre ellas, una planificación más racional del uso de la tierra y la compensación a los propietarios por los servicios ambientales, medidas que podrían optimizar el manejo forestal y minimizar las repercusiones negativas sobre los preciados y frágiles recursos naturales.
Aspectos negativos de las enmiendas propuestas al Código Forestal:
· El nuevo Código Forestal complica enormemente la legislación forestal brasileña, haciendo que sea prácticamente imposible aplicarla y garantizar su cumplimiento.
· Los responsables de la deforestación ilegal de millones de hectáreas antes de 2008 serán amnistiados, lo que producirá una pérdida de más de 4.800 millones de dólares en concepto de multas.
· En la región amazónica, los propietarios de tierras podrán reducir el porcentaje obligatorio de zona protegida del 80% al 50%.
· Más de un 90% de las fincas privadas en Brasil serán eximidas de la obligación de restaurar las áreas taladas ilegalmente.
· Amplias zonas de llanuras aluviales y otras áreas sensibles serán abiertas a la ganadería y la agricultura.
Consecuencias previstas:
· Según el Instituto Brasileño para la Investigación Económica Aplicada (IPEA), la nueva legislación podría derivar en una pérdida de más de 76,5 millones de hectáreas forestales. Esto supondrá la emisión a la atmósfera de 28.000 millones de toneladas de CO2.
· La reputación de la economía brasileña, y en particular el sector agropecuario, sufrirá un grave daño a nivel global, una pérdida de acceso a los mercados de bienes cultivados de forma sostenible, así como una subida en los costes de producción como consecuencia del aumento de erosión y la necesidad de usar fertilizantes y plaguicidas.
· Brasil no podrá cumplir sus compromisos internacionales de reducción de emisiones de CO2, ni las tasas de deforestación.
Coral García | WWF