La votación de hoy en el Parlamento Europeo para lograr una restricción en el uso de agrocombustibles ha resultado insuficiente. La quema de agrocombustibles en Europa continuará, lo que provocará incrementos en el precio de los alimentos y en las emisiones de CO2.
En la votación, celebrada en Estrasburgo, los diputados europeos se han pronunciado sobre cuál debería ser el porcentaje máximo de agrocombustibles en el marco de los objetivos de energía renovable en el transporte. Los eurodiputados han votado por un límite del 6%, a pesar de la competencia que ejercen estos agrocarburantes con los productos alimenticios por la tierra y el agua. De confirmarse este límite en el procedimiento de negociación entre Parlamento y Consejo Europeo, supondría un incremento comparado al nivel actual del 4,5%.
Amigos de la Tierra insiste a los países miembro sobre la necesidad de poner fin a los agrocombustibles que compiten con la producción de alimentos, y exige que retiren progresivamente el uso completamente erróneo de los productos alimentarios como combustibles.
Ante la votación, Liliane Spendeler, directora de Amigos de la Tierra, ha aseverado: “los límites para los agrocombustibles han sido insuficientes; desafortunadamente si los ministros de los países europeos no empujan para rebajarlo, el consumo europeo de agrocombustibles continuará incrementándose y seguirá ocasionando subidas en el precio de los alimentos, deforestación y provocando el cambio climático”.
Por otro lado, los eurodiputados han votado en contra de contabilizar todas las emisiones de efecto invernadero producidas por los agrocombustibles hasta después de 2020, por lo que los gases debidos a los cambios indirectos de uso del suelo por deforestaciones, desecación de humedales o la expansión de la frontera agrícola seguirán sin tomarse en cuenta.
Los agrocombustibles procedentes del aceite de palma se pueden considerar como los más dañinos del mercado europeo, desde el punto de vista social y ambiental. Están relacionados con la rápida deforestación en el Sudeste asiático, lo que aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero y genera una tremenda pérdida de biodiversidad, con incendios forestales y con nubes de gases tóxicos en toda la región. A su vez los monocultivos de palma han provocado situaciones de explotación laboral e infantil y cientos de casos de conflictos por la tierra entre comunidades y empresas productoras [1].
Nur Hidayati, directora de campañas de WALHI/Amigos de la Tierra Indonesia declaró: “La gente en Indonesia se decepcionará al ver que el Parlamento Europeo ha fracasado en esta oportunidad única de reducir la demanda europea de aceite de palma, que conlleva deforestación y conflictos en nuestro país”.
Liliane Spendeler | Amigos de la Tierra