- Amigos de la Tierra reclama medidas que favorezcan la reducción del consumo de carne y una ganadería respetuosa con el medio ambiente.
- La Unión Europea planea reducir la dependencia de las importaciones de soja de Latinoamérica expandiendo el monocultivo en Europa del Este.
- La organización denuncia los planes de expansión de la soja en su informe, “Alerta Soja: El cultivo de soja para alimentar al ganado llega a Europa. Trasladar el problema no es la solución”.
El elevado consumo actual de carne en la UE requiere de grandes cantidades de pienso producido a partir de soja para alimentar al ganado. Esta situación está provocando que surjan iniciativas para cultivar soja en Europa. Amigos de la Tierra, que lleva años denunciando la expansión de estos monocultivos en América Latina, hace un llamamiento a los Estados Miembro para reducir la demanda de carne en la UE y poner freno a la ganadería industrial dependiente de la soja tanto en Sudamérica como en Europa, tal y como señala en su informe.
La UE es uno de los principales consumidores del mundo de carne y productos de origen animal, con una demanda anual por cabeza de 68,8 kg en 2017 (1). Además del consumo interno, la exportación de carne a terceros países, principalmente cerdo y pollo, es un lucrativo negocio para las grandes empresas cárnicas de la UE. El consumo actual de carne barata producida en explotaciones industriales es muy elevado y sus consecuencias negativas para el medioambiente y la salud humana son irrefutables.
La alimentación de una ganadería desmesurada y desvinculada de la tierra depende de la importación cada año de 17 millones de toneladas de soja procedentes de Brasil, Argentina y Paraguay. y, tal y como se recoge en el estudio, se prevé que alcance los 141 millones de hectáreas en 2050 (tres veces la superficie de España) si el consumo de carne sigue aumentado al ritmo previsto.
La expansión de la soja ha provocado la pérdida de millones de hectáreas de selva, sabana y pradera, destruyendo comunidades, biodiversidad y ecosistemas, y contribuyendo de forma significativa al cambio climático. Solo en Paraguay, 129 líderes campesinos han sido víctimas de ejecuciones extrajudiciales desde el fin de la dictadura en 1989, y cada año 9.000 familias son desplazadas debido a la expansión de los monocultivos de soja.
Mientras aumentan las importaciones de soja, la superficie de leguminosas ha disminuido drásticamente en la UE. Sin embargo, han surgido nuevas iniciativas para reducir la dependencia de soja exterior destinadas a fomentar la producción de proteína vegetal en Europa, que desde Amigos de la Tierra se ven con preocupación. Aunque todavía es pequeña, la producción de soja en la UE ha crecido con rapidez en los últimos años. En apenas ocho años, aumentó un 183,2 % y algunos de los agentes implicados en la producción de soja europea son las grandes corporaciones que llevan décadas dedicadas a la producción de soja en Latinoamérica. Uno de los agentes más activos del mercado europeo, ADM, está invirtiendo en plantas de procesamiento de soja; Cargill, un gigantesco comerciante de materias primas, ha invertido en los últimos años en adquisiciones en Europa Oriental (Rumanía y Ucrania); Bunge, activo en el sector de procesamiento y prensado de aceites, está construyendo plantas de procesamiento en los Países Bajos y Francia.
Amigos de la Tierra considera que la expansión del modelo de monocultivo de soja en la agricultura supone una nueva amenaza para el modelo de agricultura a pequeña escala y agroecológico que urge proteger y promover. El proceso de concentración de tierra y medios de producción en unas pocas manos es muy acusado en la UE. En 2013, tan solo el 3 % de las explotaciones agrícolas eran dueñas de más de la mitad del suelo agrario.
“Es urgente que la Unión Europea cambie drásticamente la forma de producir alimentos. La producción ganadera industrial es paradigmática de un sistema agroalimentario ineficiente e injusto. En un contexto de crisis climática, pérdida de biodiversidad y escasez de agua las producciones agroecológica diversificadas y de pequeña escala son la mejor garantía para la alimentación del futuro”, ha afirmado Blanca Ruibal, coordinadora la asociación ecologista.
Teresa Rodríguez