Las ayudas económicas para apoyar la cosecha de uva en verde lanzadas por el MAPA para frenar los excedentes de vino en 2023 ponen de manifiesto un sistema de ayudas que perpetúa un modelo insostenible de viñedo que favorece y subvenciona un aumento de la producción basado en la dependencia de insumos como agua y fertilizantes fuera de las señales del mercado y los criterios ambientales.
El Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación (MAPA) ha abierto el plazo de solicitud de ayudas para la cosecha en verde (eliminar parte del fruto antes de que se desarrolle) en viñedos de vinificación hasta el 30 abril, con una dotación económica de 15 millones de euros ampliable en función de las solicitudes recibidas. Según el MAPA, el objetivo de esta medida, que ya se ha usado en campañas anteriores, es permitir aliviar la tensión en algunas regiones productoras con un nivel de existencias de vino elevado, al permitir dimensionar la vendimia a la capacidad de almacenamiento y comercialización para la campaña de 2023. De esta forma, según el Ministerio, se evitan los efectos indeseables de una potencial sobreoferta de uva el próximo otoño que pueda lastrar la renta de los viticultores.
Ayudas muy poco verdes
Sin embargo, SEO/BirdLife denuncia que esta medida y el desembolso económico que conlleva entra en grave contradicción con otras medidas de la Política Agraria Comunitaria (PAC) destinadas a la reestructuración del viñedo y que implican un aumento de la productividad, como la puesta en regadío de miles de hectáreas de secano y la modernización de vides tradicionales hacia marcos de plantación intensivos y en espaldera. Unas medidas enfocadas en el aumento de producción bajo un contexto vinícola excedentario, para después invertir en ayudas públicas de la PAC para cosechar la uva en verde (reducir la producción) y otras medidas como la destilación de crisis, para reducir la cantidad de vino que llega al mercado y evitar futuros desequilibrios mercantiles.
Tamara Rodríguez, responsable del Programa de Agricultura y Alimentación de SEO/BirdLife, incide en las contradicciones de estas políticas que, por un lado, subsidian por crear modelos más productivos y, por otro lado, lo hacen por reducir producción en esos mismos cultivos. “En 20 años, sólo en Castilla-La Mancha se perdieron más de 160.000 hectáreas de viñedo de secano con subvenciones de la PAC para la reestructuración del viñedo, añadiendo más presión a la sobreexplotación de los acuíferos que abastecen, por ejemplo, a la cuenca alta del Guadiana, de cuya calidad y cantidad de agua dependen los humedales de la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda, como por ejemplo el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel. Y ahora se bonifica de nuevo a los agricultores para que reduzcan la producción y no generen excedentes, usando fondos públicos para mantener un modelo que se muestra ambientalmente insostenible”.
Asimismo, aunque sin ayudas directas para ello, cuando se realiza la cosecha en verde o adelantada en cereales, esta coincide con el periodo de puesta o desarrollo de los pollos de rapaces como los aguiluchos pálido y cenizo, este último Ave del Año, que ubican la mayor parte de sus nidos en los campos de cerealistas. En estos casos, el desenlace es la muerte de los pollos tras el paso de las cosechadoras.
Secanos Vivos, rentables y sostenibles
Por ello, SEO/BirdLife defiende otras modalidades de cultivo no enfocadas en la productividad, pero sí en la producción de calidad, sostenible, rentable para el agricultor y beneficiosa para la biodiversidad. En esta línea, la ONG ambiental ha puesto en marcha el proyecto Secanos Vivos, que pone el foco en las tierras de cereal y vid de secano de la península ibérica. Unos cultivos en riesgo de desaparición por su escasa rentabilidad, pero con un gran potencial para la conservación de la biodiversidad y la avifauna.
Secanos Vivos está poniendo en marcha medidas avaladas por la ciencia para impulsar la vida silvestre en estos secanos y aumentar su resiliencia al cambio climático con agricultores de Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura y Aragón. Son acciones sencillas y eficaces para mejorar su adaptación y contribución a la lucha contra el cambio climático y recuperar la biodiversidad, un elemento clave que repercute positivamente en el buen funcionamiento de los agroecosistemas y, por tanto, una aliada en la producción agraria a largo plazo. Algunas de estas medidas (cubiertas vegetales, plantación de especies leñosas en márgenes improductivos o instalación de cajas nido, entre otras), ya han sido probadas en otros proyectos de SEO/BirdLife, como el Life Olivares Vivos, obteniendo excelentes resultados tanto en la recuperación de la biodiversidad y el ahorro de costes, sin afectar a la producción, como en la valoración positiva del consumidor hacia los AOVE certificados por el proyecto.
De esta manera, el agricultor puede reducir sus costes de producción, conseguir un rendimiento más estable y además recibir un valor añadido a las materias primas y productos alimentarios derivados de la uva y el cereal, logrando otro de los objetivos del proyecto: transformar la biodiversidad en rentabilidad para los agricultores. Para ello, estos alimentos sanos, sostenibles y de calidad serán etiquetados con un sello específico reconocible por los consumidores. Un nuevo impulso, además, para generar oportunidades de empleo, riqueza y fijar población en los pueblos.
El proyecto Secanos Vivos, cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU.