Con motivo del Día Mundial de la Bicicleta, que se celebra el próximo 3 de junio, el voluntariado de Greenpeace saldrá este fin de semana a la calle en distintas ciudades bajo el lema “La bici no tiene marcha atrás” para reclamar que la movilidad ciclista debe ser un pilar fundamental en la planificación de la movilidad sostenible de los pueblos y ciudades.
Con estas salidas, y el apoyo y participación en diferentes actividades, la organización reivindica la importancia de las medidas que favorecen la movilidad ciclista como medio de transporte habitual y sus beneficios para la salud y el medioambiente. Los objetivos de estas actividades son:
Demandar la creación de redes de carriles bici seguros, segregados y bien conectados, que favorezcan el uso de la bicicleta por parte de todas las personas para que la movilidad ciclista sea una realidad.
Denunciar los retrocesos producidos en infraestructuras para la movilidad sostenible en algunas ciudades y/o el abandono o falta de mantenimiento de infraestructuras ciclistas.
Impulsar esta forma de movilidad activa como medio de transporte diario en las ciudades donde no se están produciendo suficientes avances.
Señalar el mal uso de los fondos europeos en varias ciudades así como la falta de impulso político a la movilidad ciclista.
“Frente a los modos de transporte motorizados, necesitamos ciudades más amables. La bicicleta y los desplazamientos a pie se deben favorecer como solución de movilidad que necesitan las ciudades”, señala Cristina Arjona, responsable de Movilidad de Greenpeace. “Las ciudades deben planificar redes de carriles útiles, que faciliten el uso de la bici en los desplazamientos diarios y que unan los focos de atracción y equipamientos de las ciudades. Carriles bici seguros, segregados del resto de la circulación, continuos y bien señalizados y que no sea a costa de quitar espacio al peatón”.
El uso de la bicicleta tiene una función esencial en la movilidad, el medio ambiente y la salud. Las ciudades necesitan un cambio modal del coche a la bicicleta, para ello se deben establecer redes ciclistas interconectadas, aumentando las inversiones en infraestructura ciclista segura y separada, que favorezcan que todas las personas puedan usar la bicicleta independientemente de su edad, género o condición física. Igualmente las ciudades deben contar con espacios de estacionamientos seguros y protegidos así como favorecer la intermodalidad de la bicicleta con otros medios de transporte.
“Mientras el avance hacia una movilidad ciclista segura y conectada está siendo imparable en muchas ciudades de Europa, vemos que ciudades españolas como Logroño, Elche, Valladolid, Gijón, Palma, Castellón o Valencia, dan marcha atrás en materia de movilidad ciclista o las inversiones en movilidad ciclista siguen paralizadas, como Madrid”, añade Arjona. “Es necesaria una reflexión sobre el modelo de movilidad que necesitamos, donde peatones y ciclistas deben ocupar los primeros niveles de la Pirámide de Movilidad con una infraestructura que garantice su seguridad y que reste espacio al vehículo privado”
Mediante pancartas con el mensaje “Quiero montar en bicicleta, no en ambulancia” y recorridos por diferentes puntos de las ciudades, el voluntariado de Greenpeace mostrará el abandono o falta de mantenimiento de infraestructuras ciclistas; carriles bici que desaparecen abruptamente; recorridos que llevan a ninguna parte; puntos negros y el desmantelamiento de rutas esenciales.
Además, en algunas ciudades, como Zaragoza, Tarragona o Valladolid, el voluntariado de Greenpeace se unirá a bicicletadas organizadas con colectivos en defensa de la bici para reclamar un impulso a la movilidad ciclista. Asimismo, la organización invita a la ciudadanía a sumarse a estas movilizaciones y a la difusión en redes sociales con pancartas reivindicativas (más información aquí).
La importancia de la movilidad ciclista
El 29,6% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero que contribuyen al calentamiento global y al cambio climático de nuestro país provienen del sector del transporte, mayoritariamente de los coches que circulan por nuestras ciudades. Los termómetros ya superan los 30 grados en mayo y se espera que se batan récords de temperatura este verano. Más personas moviéndose en bici, usando el transporte público y caminando son imprescindibles para reducir estas emisiones y refrescar nuestros pueblos y ciudades.
La principal barrera por la que las personas no utilizan la bici en sus desplazamientos es la inseguridad y el miedo al coche. La existencia de una red de carriles bici bien planificada, conectada y protegida multiplica el número de personas que utilizan la bicicleta como modo de transporte en las ciudades. Ejemplos recientes como París, donde el 11,2% de los trayectos ya se realizan en bicicleta frente un 4,3% en automóviles, demuestran que es posible. En España también existen ejemplos como Sevilla o Vitoria donde el uso de la bicicleta ha aumentado gracias a la existencia de una red de carriles útil y segura.
La contaminación del aire que genera el tráfico es la más dañina para nuestros pulmones y se ha convertido en un problema sanitario de primer orden que causa más de 24.000 muertes de forma prematura en España por la contaminación atmosférica. Es crucial cambiar el modelo de movilidad aumentando el uso de la bicicleta para solucionar los problemas de movilidad de las ciudades, para mitigar el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la calidad del aire y la seguridad vial.
La bicicleta contribuye al descenso de las emisiones, reduce los accidentes de tráfico, mejora la economía, reduce el tiempo de los desplazamientos cotidianos, mejora la salud de la ciudadanía y favorece que tengamos ciudades más habitables, tranquilas y seguras. En este Día Mundial de la Bicicleta, el voluntariado de Greenpeace nos recuerda que una bici más es un coche menos y que invertir en infraestructuras ciclistas es invertir en un futuro más saludable y equitativo para todas las personas. “La bici no tiene marcha atrás” es más que un lema, es una llamada a la acción para transformar nuestras ciudades en lugares más seguros, limpios y sostenibles.