- Las emisiones de la ganadería española crecen un 27% en menos de dos décadas
- En producción de carne de aves es donde más crecieron las emisiones, aunque el porcino es el máximo responsable del sector ganadero con el 46% de los gases de efecto invernadero
- Según un análisis de Greenpeace, la ganadería española es la tercera más contaminante de Europa, y no la cuarta como dice el Gobierno, por lo que urge abandonar la ganadería industrial y apoyar el entorno rural de forma sostenible
- La futura Política Agraria Común (PAC), cuya propuesta se vota la semana que viene, debe dejar de subvencionar la producción destructiva
Ante el Día Mundial de la Alimentación, que se celebra mañana, Greenpeace España denuncia el incremento drástico de las emisiones del sector ganadero en España debido a una apuesta suicida por la ganadería industrial. Con los últimos datos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), Greenpeace España calculó las emisiones totales del sector ganadero español y no sólo las directas como hace el Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, poniendo en evidencia que, entre el año 2000 y el 2018 (últimos datos de la FAO) las emisiones del sector ganadero se incrementaron un 27%, y de forma más acentuada desde el 2010 (1). Esto convierte a España en el tercer país de la UE con más emisiones originadas por el sector ganadero y no en el cuarto como indica el Gobierno en la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo.
En el mismo período, fue en el sector de producción de carne de aves donde más se incrementaron las emisiones, un 64%, mientras que en el sector porcino se incrementaron un 56%, en la producción de huevos un 27%, en los lácteos un 17% y en la carne de vacuno un 3%. El único sector donde se redujo la producción y, por ende, las emisiones, fue el de la carne de caprino y ovino (-48%).
Por otro lado, el reparto de las emisiones del sector deja patente la máxima responsabilidad del sector porcino, ya que es responsable de un 46% de las emisiones totales del sector ganadero. La producción de carne de vacuno es responsable del 20%, la de lácteos del 16%, la de carne de aves de un 11%, la carne de caprino y ovino de un 4% y la producción de huevos de un 3%. Estos datos confirman el abandono continuado de una ganadería extensiva arraigada al territorio, como lo es la de caprino y ovino, y una apuesta por la ganadería industrial, en particular de porcino y aves de corral.
Una cabaña ganadera en crecimiento exponencial es responsable de un incremento también exponencial de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero también de otros graves impactos ambientales como la deforestación y la contaminación de las aguas.
“Apostar por la ganadería industrial es un ecocidio”, afirma de forma tajante Luís Ferreirim, responsable de agricultura de Greenpeace España. “La ganadería industrial se rige por un único principio: producir mucho, rápido y al más bajo coste. No importan las consecuencias ambientales, sociales o de bienestar animal”.
Desde Greenpeace reclamamos al Gobierno estatal, así como a los gobiernos autonómicos, que aborden este tema con valentía, que no se autorice ni una sola macroexplotación ganadera más, ni la ampliación de las existentes, que se plantee una reducción drástica del número de animales, con planes de apoyo para el cierre de instalaciones y se apoye la ganadería ecológica y extensiva, la única capaz de ayudar a mantener un mundo rural vivo y ofrecernos los pocos alimentos de origen animal que deberíamos incluir (de forma opcional, ocasional y modesta) en una dieta sana y sostenible, como es la dieta de salud planetaria. De la misma forma, la futura Política Agraria Común (PAC), cuya propuesta se vota en el plenario del Parlamento Europeo la semana que viene, debe garantizar que no se siga subvencionando la destructiva agricultura y ganadería industriales en la UE. La PAC debe ser el trampolín para la necesaria y urgente transición agroecológica.
Según la FAO, España es el país de la UE con mayor consumo de carne por persona, por lo que es fundamental reducirlo, y esto tiene que ir asociado a una transformación del modelo productivo. Aunque van aumentando las personas que adoptan dietas sanas y sostenibles, la industria cárnica se concentra, cada vez más, en producir para exportar, por lo que el daño ambiental se sigue produciendo.
Luis Ferreirím