Amigos de la Tierra, Amigos de la Tierra Europa, grupos europeos de la federación y otros colaboradores se han unido en un proyecto paneuropeo para fomentar las energías limpias en manos de la gente: “Community Power”, Energía Comunitaria [1].
Alemania, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Eslovaquia, España, Hungría, Irlanda, Letonia, Polonia, Reino Unido y República Checa son los países donde las organizaciones de Amigos de la Tierra están promoviendo proyectos comunitarios a través de cambios en la legislación y de la difusión y creación de iniciativas que permitan a la ciudadanía gestionar su propia energía de una forma respetuosa con el entorno y las personas.
Desafortunadamente, en España, la mejor noticia que puede darse sobre el panorama energético es que ha ocupado los medios de comunicación a diario. Tanto empresas y grupos de inversión, como ayuntamientos, asociaciones de renovables, otros actores y la propia ciudadanía permanecen atentos a las últimas noticias para tratar de entender la lógica del Gobierno en su desatinada carrera por paliar el conocido déficit de tarifa.
Mientras el Gobierno se encarga de obstaculizar el progreso de las energías renovables, otros países de la Unión Europea encuentran en estas energías un camino para alcanzar una reducción real de las emisiones de CO2. Así, un grupo de países exigían a principios de año aumentar el porcentaje de energía renovable para los objetivos de 2030 contra el cambio climático.
Las renovables han sido elegidas como cabeza de turco, y ahora las políticas energéticas del ejecutivo buscan mermar la independencia energética de la ciudadanía, otorgando privilegios a las empresas ancladas en las energías fósiles. Sin embargo, además de la presión política, la demanda y la inversión en renovables pueden cambiar las reglas del juego: participar en iniciativas de energía comunitaria y limpia es uno de los movimientos más acertados para exigir un nuevo modelo energético.
En este sentido, la asociación ya ha puesto en marcha proyectos para promover las energías renovables de forma colectiva, en los que puede participar cualquier persona, y convertirse en agente de cambio: la Huerta Solar Amigos de la Tierra, junto a la empresa sin ánimo de lucro Ecooo, que ya cuenta con la participación de más de 40 personas [2]; y ahora Viure de l’aire, un proyecto cuyo objetivo es instalar un aerogenerador de propiedad compartida, que produzca electricidad limpia y verde, haciendo posible la solidaridad entre las personas que viven en zonas urbanas y las que viven en zonas rurales [3].
Otra de las alternativas indispensables para avanzar en las energías colectivas es cambiar de comercializadora de luz. Existen cooperativas de energía renovable que nos permiten generar electricidad limpia y dejar de apoyar un sistema energético en manos de un puñado de multinacionales [4].
“Creemos que los proyectos comunitarios existentes y los que están por llegar tienen un enorme potencial de transformar nuestro sistema energético y, a pesar de que la legislación vigente desincentiva de manera absurda este tipo de propuestas, el horizonte 2050 libre de carbono solamente se podrá alcanzar si, entre otras medidas, involucramos a la ciudadanía en el proceso de cambio paulatino de modelo energético hacia la energía comunitaria”, ha señalado Liliane Spendeler, directora de Amigos de la Tierra. “Una prueba de la viabilidad de un modelo distribuido renovable es As Corcerizas, el centro ambiental de Amigos de la Tierra, una isla energética 100% renovable” [5], ha concluido Spendeler.
Amigos de la Tierra