Días antes del comienzo del invierno, un nuevo análisis encargado por Greenpeace Nordic muestra cómo los gobiernos nacionales de la UE podrían ahorrar rápidamente hasta 278 TWh de energía este invierno -más que el consumo anual de electricidad de España- mediante la adopción de medidas inmediatas para hacer frente al derrochador consumo excesivo de gas, petróleo y electricidad. Greenpeace reclama objetivos obligatorios de reducción de la demanda del 15% para el gas, el 10% para la electricidad y el 13% para el uso energético del transporte en la UE.
El ahorro de energía señalado en el informe no requiere nuevas inversiones o infraestructuras: son los frutos más fáciles de recolectar. Aun así, las emisiones de carbono ahorradas en 2023 equivaldrían a las emisiones anuales de gases de efecto invernadero de Polonia, cuarto emisor de la UE.
En julio, los gobiernos de la UE acordaron un objetivo del 15% de reducción de la demanda global de gas, pero no es obligatorio. En septiembre, los ministros adoptaron un objetivo obligatorio de reducción de la demanda máxima de electricidad en un 5% y una reducción global no obligatoria del 10% para la electricidad. La UE ni siquiera ha debatido un objetivo de reducción de la demanda de petróleo, y menos aún uno obligatorio, a pesar de que el petróleo representa algo más del 35% del consumo de energía primaria.
En palabras de Isadora Wronski, responsable de la campaña sobre clima y energía de Greenpeace Nordic: «Los líderes europeos parecen ver la crisis energética sólo como un problema de falta de suministro, lo que les lleva a tomar decisiones miopes y desastrosas, como volver a encender las centrales de carbón. La realidad es que hay un exceso de demanda, en forma de despilfarro energético. Los gobiernos de la UE deben aprovechar el enorme potencial de ahorro energético en petróleo, gas y electricidad haciendo obligatoria la reducción de la demanda. Si lo hacen, no sólo reducirán las facturas de los ciudadanos en medio de la crisis del coste de la vida, sino que nos mantendrán en el buen camino para responder a la crisis climática”.
«Las temperaturas bajan, pero los precios de la electricidad se disparan: las personas vulnerables ya están pagando el precio de esta crisis y reduciendo todo lo que pueden. Son los grandes consumidores los que deben hacer los mayores recortes energéticos. Necesitamos que los gobiernos de la UE actúen con rapidez y equidad, estableciendo objetivos obligatorios de reducción energética a corto plazo para los sectores industriales primero, luego los comerciales y después los ricos, para aliviar la presión sobre los hogares vulnerables este invierno y los veranos e inviernos por venir”.
«No hay tiempo que perder, debemos ser resilientes para el próximo invierno: necesitamos programas para mejorar el rendimiento energético de los edificios, aumentar masivamente el despliegue de bombas de calor y mejorar la generación solar y eólica a todos los niveles. Necesitamos una revisión del sistema europeo de movilidad, sustituyendo el transporte individual impulsado por el petróleo por un transporte público limpio al servicio de la comunidad, y poner en marcha una transición a gran escala de los sistemas energéticos dominados por los combustibles fósiles a otros totalmente renovables».
Francisco del Pozo Campos, responsable de la campaña sobre combustibles fósiles de Greenpeace España, ha declarado: “El caso de España no es diferente. El Gobierno ha tomado medidas de subsidio con dinero público de los combustibles fósiles (tope al gas para plantas de generación y cogeneración, reducción del IVA del gas, los 20 céntimos de ayuda a los combustibles, tarifas reguladas PVPC y TUR para usuarios y comunidades, etc.) que han amortiguado hasta ahora el impacto de la crisis energética en los hogares. Pero este flujo de dinero público no puede mantenerse para siempre. La transición justa en los hogares y la movilidad renovable y eficiente es inaplazable, priorizando a las personas más vulnerables y protegiendo el acceso universal a una cantidad mínima de energía”.
El nuevo análisis en el que se basa el informe de Greenpeace ha sido realizado por investigadores del Instituto de Futuros Sostenibles de la Universidad Tecnológica de Sydney y publicado por Greenpeace Nordic.
El informe examina el potencial a corto plazo para reducir la demanda de energía de forma equitativa. Esto significa centrarse primero en el ahorro de energía en los sectores industriales, luego en los comerciales y, por último, en los hogares y particulares ricos, apoyando y protegiendo al mismo tiempo a los más vulnerables.
Una reducción justa de la demanda energética también reduciría las facturas de los servicios públicos, disminuiría los riesgos de escasez y apagones y aliviaría la crisis del coste de la vida que está llevando a millones de personas en Europa a la pobreza energética.
Las principales conclusiones del nuevo informe son las siguientes:
PETRÓLEO. La reducción del límite de velocidad en las autopistas de 130 a 110 km/h y la introducción de medidas que reducción del uso del coche un 10% , como billetes de transporte público asequibles, supondrían el mayor ahorro en términos de millones de barriles de petróleo al año.
GAS. La UE-27 podría reducir el consumo de gas fósil en un 15% en todos los sectores este invierno en marzo de 2023, incluso sin nuevas inversiones en medidas energéticas. Esto requeriría reducciones significativas por parte de Alemania, Francia, España, Italia y los Países Bajos -los 5 países que más gas fósil consumen-, que juntos representan más del 66% de todo el uso de gas fósil de todo el uso de gas fósil en la industria manufacturera de la UE-27.
ELECTRICIDAD. Reducir la demanda de electricidad en un 15 % en los sectores público, comercial y residencial, junto con un ahorro de electricidad del 20 % en la industria, reduciría el consumo total de energía primaria en la EU-27 en más de un 6,5 %. La reducción sería superior al consumo total de energía primaria en 2021 de Suecia, Austria y Luxemburgo juntos.
Además de estas medidas sin inversión, los gobiernos de la UE también deberían invertir masivamente en programas de aislamiento de viviendas, eficiencia energética, transporte público y calefacción solar a gran y pequeña escala, y acelerar la transición hacia un sistema energético 100% renovable en Europa para 2040.
Francisco del Pozo y Paz Vaello | Greenpeace