Los objetivos incluidos en la nueva regulación que distribuye los esfuerzos de reducción en los sectores difusos de cada país se quedan demasiado cortos en ambición y alejan a la UE del compromiso adquirido el diciembre pasado en París.La propuesta de la Comisión Europea con el fin de distribuir entre los 28 Estados miembro el objetivo de reducir un 40% las emisiones para 2030 se ha valorado negativamente desde asociaciones como Amigos de la Tierra.
A pesar de la insistencia por parte de la Comisión de mantener el compromiso interno adquirido antes de la firma del Acuerdo de París, las cifras no cuadran con las recomendaciones científicas. Con la firma del Acuerdo, los países aseguraron que trabajarían para tratar de mantener el incremento de temperatura global media de la Tierra por debajo de los 2ºC, e incluso ir más allá e intentar no sobrepasar el grado y medio. No obstante, si se mantuviese el 40% vinculante a nivel interno, Europa proyectaría un incremento de 2 a 2,4ºC de ahora a finales de siglo, algo completamente incompatible con las graves amenazas climáticas, la justicia y la supervivencia de los principales afectados por el cambio climático.
Según Hector de Prado, responsable del área de Clima y Energía de la asociación ecologista, esta publicación “no va a prevenir futuras migraciones de desplazados por el cambio climático, ni va ayudar a que los glaciares se dejen de derretir”. Para el portavoz la Comisión ha decidido “enterrar la cabeza bajo tierra como una avestruz. La Comisión necesita presentar el cambio climático como una oportunidad beneficiosa en términos de medio ambiente, sociedad y de economía, no como un obstáculo costoso de solventar para los países europeos“.
La Comisión ha añadido además otro punto controvertido a esta comunicación, puesto que ha incluido los subsidios a los combustibles fósiles como parte de su visión de un transporte europeo bajo en emisiones. Los subsidios propuestos para apoyar las estaciones de servicio de gas siguen la línea creciente de apostar por nuevas infraestructuras gasísticas que perpetuarán la dependencia de la Unión Europea por los combustibles fósiles, en este caso el gas. Además el documento contempla el incremento de la llegada y uso de arenas bituminosas y gas de esquisto, procedente del fracking, a las costas europeas para los próximos años.
Yolanda – Ecoactiva
Fuente: Amigos de la tierra