El penúltimo paso para la reforma de las políticas europeas de agrocombustibles recupera terreno a favor del clima y la alimentación. La Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo ratificó medidas para limitar los impactos de estos carburantes, que esta institución ya defendió en una etapa previa del proceso de reforma. La posición respaldada mayoritariamente es claramente insuficiente, pero va en la dirección correcta, según Ecologistas en Acción, dadas las implicaciones de la política actual y la posición del Consejo de la Unión Europea, mucho más cercana al lobby del sector.
La votación de la Comisión de Medio Ambiente (ENVI) coloca las fichas y otorga un firme mandato para la negociación entre el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE, que defienden hasta ahora posturas diferentes. Tendrán que alcanzar un acuerdo para la reforma de las directivas de Energías Renovables (RED) y Calidad de Combustibles (FQD) en lo relativo a estos carburantes.
Es necesario que se acometa un cambio de la legislación europea de agrocombustibles, ante los graves impactos socioambientales y económicos que genera su producción y consumo: deforestación, competencia por alimentos básicos o por las tierras en las que producirlos, desplazamiento de poblaciones, mayores emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del Cambio Indirecto en el Uso del Suelo (ILUC por sus siglas en inglés).
Es positivo que los eurodiputados votaran el martes para limitar qué parte del objetivo del 10 % de energía renovable en el transporte europeo en 2020, puede proceder de agrocombustibles, y que se incluya en este límite los carburantes que se producen a partir de cultivos tanto alimentarios como energéticos (tanto herbáceos como leñosos).
Pero resulta negativo que se haya establecido un límite del 6%, por encima de la cuota del 5% propuesta por la Comisión Europea. También es negativo el mandato de mezcla del 6.5% de etanol en el consumo final de gasolinas. Para Ecologistas en Acción, el límite a los agrocombustibles debería ser lo más bajo posible, para reducir la competencia de este sector tanto con la alimentación (menor disponibilidad de alimentos y presión sobre los precios) como con el uso de tierras agrícolas (acaparamientos de tierras o deforestación).
Es positivo que se votara a favor de la consideración de las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas a los factores ILUC. Pero es negativo que estos factores solo se tengan en cuenta a partir a partir de 2020 y solo en la directiva de calidad de combustibles. Quedan al menos cinco años más de carburantes como los agrodiesel de aceites de soja o palma, que generan grandes emisiones de gases de efecto invernadero y están provocando importantes problemas de deforestación e impactos a las comunidades campesinas del Cono Sur o el Sudeste Asiático. Estos dos agrocombustibles suponen juntos aproximadamente tres cuartas partes de todos los biocarburantes consumidos en el Estado español.
Ante la negociación que comenzará inminentemente entre Parlamento y Consejo, Ecologistas en Acción espera que el Gobierno español reconsidere su posición. Éste ha sido en 2013 y 2014 uno de las más reacios de toda la UE a limitar la cantidad de alimentos y tierras cultivables destinadas a alimentar vehículos y no personas, oponiéndose igualmente a incorporar el conjunto de emisiones de gases de efecto invernadero generados por estos carburantes. Para la organización ecologista, el Gobierno español debería por el contrario comprometerse a reducir los consumos energéticos del transporte, y a aplicar los criterios de sostenibilidad de la directiva RED, incumplimiento que la Comisión Europea está investigando y podría desenvocar en una sanción por saltarse los compromisos en materia de energías renovables
Anxela Iglesias | Ecologistas en Acción