Con motivo del Día Mundial del Elefante que se celebra mañana, 12 de agosto, WWF recuerda que cada día mueren 54 elefantes para vender sus colmillos. La organización denuncia esta masacre que le cuesta la vida a más de 20 000 elefantes al año para robar su marfil, un símbolo del lujo en países asiáticos.
WWF alerta de que, aunque puede vivir hasta 60 años en libertad y tiene un gran tamaño y fortaleza, la codicia humana ha convertido al elefante en un ser vulnerable que muere joven. El mayor terrestre viviente podría desaparecer para siempre si no reaccionamos a tiempo.
Tres especies en la senda de la extinción
Existen tres especies de elefantes: dos africanas (elefante de bosque y de sabana) y una asiática (elefante indio). Las tres están incluidas en la Lista Roja de la UICN y tienen un futuro común muy preocupante: el elefante indio y el africano de sabana están clasificados «En peligro», y el de bosque «En peligro crítico de extinción».
En las tres últimas décadas hemos perdido cerca del 90% de los elefantes de bosque. En la misma tendencia dramática, los elefantes de sabana desaparecieron un 60% en el último medio siglo y ya solo quedan menos de 40.000 elefantes asiáticos.
Ingenieros de los ecosistemas
No hay que olvidar que los elefantes son importantes ingenieros de los ecosistemas, crean caminos a través de los densos bosques que habitan permitiendo que otras especies transiten. Como herbívoros, y frugívoros cumplen un papel esencial, dispersando las semillas de múltiples especies de árboles, que necesitan pasar por su tracto digestivo antes de poder germinar. También crean microhabitats con sus enormes pisadas, al llenarse de agua, para renacuajos y otros pequeños organismos.
Hembras sin colmillos
Sin embargo, cada año la fiebre del marfil mata a más de 20 000 elefantes. Es tal la presión que en Mozambique las hembras nacen sin colmillos para sobrevivir. Antes perseguían a los adultos más grandes porque tenían las mayores defensas pero, como apenas quedan, ahora matan todo lo que encuentran sin importar la edad. Los furtivos provocan masacres y han asesinado al 90% de los elefantes de la Reserva de Selous (Tanzania).
El marfil es símbolo de lujo y poder en Asia, y las mafias actúan como una poderosa red criminal que contribuye a financiar a guerrillas paramilitares o grupos terroristas. No sólo trafican con sus colmillos, también venden su piel y carne de forma clandestina para su consumo o para elaborar medicinas con supuestos poderes curativos.
Sin alimento ni hogar
Otra de sus mayores amenazas es la destrucción de su hábitat por expansión de la agricultura, la ganadería y la deforestación, La mayoría de elefantes africanos vive en sabanas y matorrales del centro y sur del continente, los últimos elefantes de bosque sobreviven en las selvas de África ecuatorial, y el elefante asiático habita las selvas del suroeste de Asia. Hábitats que están desapareciendo rápidamente dejando sin hogar, refugio ni alimento a los cada vez más escasos elefantes.
Lucha contra el tráfico ilegal
Desde hace 60 años, WWF protege el hogar de los elefantes en todos los países donde viven. Crea reservas, corredores ecológicos y restauramos sus hábitats perdidos. Instala collares GPS y coloca cámaras para conocer sus necesidades y vigilar sus movimientos. También fomenta el ecoturismo y el diálogo con la población para minimizar conflictos.
Además, lucha contra el tráfico de elefantes, apoyando a los guardas que se juegan la vida y se enfrentan a los furtivos, trabajando con los gobiernos para endurecer la persecución de este crimen y prohibiendo su consumo, como en China donde hace 6 años conseguimos que ya no se pueda vender marfil.
Sin embargo, WWF recuerda que aún quedan muchos mercados ilegales por cerrar y mucho por hacer, así que no hay que bajar la guardia.