El verano amenaza el normal funcionamiento de las nucleares. Según Ecologistas en Acción las altas temperaturas de estas fechas aumentan la vulnerabilidad de las centrales nucleares al provocar incendios, hacer que falle la alimentación eléctrica externa, disminuir los caudales de los ríos o provocar el aumento de plagas en los ríos, que dificultan la refrigeración de los reactores.
Las altas temperaturas registradas estos días, según Ecologistas en Acción, han generado problemas en el parque nuclear español. Se trata de un problema estructural que se irá agravando según se intensifique el cambio climático. El dramático incendio registrado en la provincia de Valencia añade a su gravedad, la presencia de la nuclear de Cofrentes. Afortunadamente la central no se ha visto amenazada por el fuego, pero existió una gran preocupación en el entorno de la central. El propio Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) emitió un comunicado, cuando las llamas se encontraban a tan solo 11 km de la central, para informar de que la alimentación eléctrica exterior sufrió daños por causa del fuego y la central se vio obligada a arrancar uno de los generadores diesel de emergencia. Una mayor proximidad del fuego hubiera supuesto, según Ecologistas en Acción, un gran peligro y hubiera supuesto la necesidad de contar con todos los medios de lucha contra los incendios disponibles, detrayéndolos de otras zonas afectadas.
Además de este incidente, la nuclear de Garoña (Burgos) ha estado también afectada por las altas temperaturas. Durante los veranos de los años anteriores parece que ha estado incumpliendo la normativa de las temperaturas de vertido del agua, debido al bajo caudal del río Ebro. Este hecho ha motivado la apertura de una investigación por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro, organismo que ha permanecido pasivo ante las informaciones increíbles de las temperaturas facilitadas por la central: en algunas ocasiones, según estas medidas, la central llega a enfriar el agua.
El 28 de junio, las altas temperaturas motivaron un nuevo suceso en Garoña: la inyección de gas del sistema de protección contra incendios se disparó por una señal no real de actuación en una de las barras de alimentación eléctrica, generado por el calor. Aunque este incidente por sí mismo no generó ningún problema, colocó a la central en una situación de vulnerabilidad, puesto que la inyección de gas estaría ya disparada, caso de producirse un incendio real, lo que no es descabellado, dado el gran calor imperante.
Además de las amenazas directas del fuego o el calor, la alta temperatura de los ríos puede generar plagas que amenazan los sistemas de refrigeración de las centrales nucleares. El 20 de junio se produjo una invasión de algas del río Ebro en el canal de captación de agua de la central de Ascó I (Tarragona). La central se vio obligada a bajar la potencia, dada la disminución del caudal de refrigeración. Esta misma central sufrió una invasión del mejillón cebra en junio de 2004.
En definitiva las altas temperaturas del verano generan muchos problemas en las centrales nucleares, que suele obligar a bajar su potencia en una época donde el consumo de electricidad sufre un aumento precisamente para combatir el calor. Para Ecologistas en Acción, una vez más, la contribución a la garantía de suministro de la energía nuclear está puesta en entredicho.
Francisco Castejón | Ecolgístas en Acción