- Con el pequeño gesto de dejar un recipiente adecuado con agua accesible para ellas, puedes estar haciéndoles la vida un poco más fácil
- No podemos ofrecer sombra a las crías, ni refrescar sus calurosos nidos, pero sí podemos facilitar agua a las aves desde nuestras terrazas o jardines creando bebederos
- La iniciativa “Pon un bebedero” de SEO/BirdLife está incluida en su campaña Aves de Barrio que tiene como objetivo lograr ciudades más verdes, biodiversas, amables y saludables
¿Sufres los efectos de los primeros calores estivales?, ¿médicos y autoridades te recomiendan mantenerte hidratado? Las aves también sufren los rigores del verano y tú puedes ayudarlas. Aquí te proponemos como.
Este verano, que comenzará hoy a las 17:54 hora peninsular será, según AEMET, más caluroso de lo normal con valores en torno a 0,5 grados por encima de la media de referencia, tras una primavera que ha sido la sexta más seca de este siglo, y que confirma la situación de sequía meteorológica.
Las aves padecen el calor extremo como otros seres vivos, incluidas las personas, e intentan combatirlo. Es probable que estos días notes un descenso en la actividad de las aves durante las horas centrales del día, y es que al igual que nosotros sabemos que realizar ejercicio no es muy adecuado es esos momentos, pues el cuerpo tiene problemas para deshacerse del calor interno generado por la actividad muscular, las aves, si pueden permitírselo, prefieren descansar en la sombra para concentrar su actividad física en las horas más frescas.
El agua, una gran aliada
El otro gran aliado para paliar los efectos del calor es el agua, tanto para beber y rehidratar el organismo como para darse un baño refrescante, una actividad que encanta a la mayoría de aves en este tiempo.
Las crías que aún permanecen en los nidos son mucho más vulnerables al efecto del calor que los adultos. Si el nido está expuesto al sol, la madre intentará proteger a sus retoños creando una sombrilla con su propio cuerpo y alas, a cuya sombra puedan resguardarse los pequeños pollitos, y soportará estoicamente en esta posición antes de exponer a un riesgo potencialmente mortal a su descendencia.
Sin embargo, esas aves que han anidado en huecos en el interior de nuestros edificios tienen que confiar en el propio aislamiento de la oquedad que, en algunos casos, es una trampa mortal pues puede actuar como un auténtico horno en el que el calor se va concentrando. Es en estos casos cuando las desesperadas crías pueden decidir, antes de morir por efecto de la temperatura, saltar al vacío mucho antes de estar preparadas para ello.
¿Cómo ayudar a las aves?
No podemos ofrecer sombra a las crías, ni refrescar sus calurosos nidos, pero lo que sí podemos hacer es facilitar agua a las aves desde nuestras terrazas o jardines.
Para ello no es necesario realizar ninguna inversión, cualquier objeto con capacidad de retener agua, en el que las aves se puedan posar sin riesgo de ahogarse, y que no tenga peligro de caer desde nuestro balcón a la calle, sirve para saciar la sed de las aves. Uno de los mejores y más sencillos bebederos son esos platos de barro que se ponen debajo de las macetas, y si no está esmaltado mejor, los pajaritos no resbalarán en él y tendrán más confianza (por eso no son adecuados los platos “de comer”). En un plato de maceta pequeño las aves podrán beber, mientras en uno mayor podrán bañarse, algo que hacen con verdadero deleite, o al menos eso parece cuando las observas…
Si no tenemos un plato de este tipo, cualquier recipiente plástico de poca profundidad (no conviene que el agua exceda los dos o tres centímetros de profundidad para seguridad de las aves más pequeñas) y cierta anchura puede servir para este propósito. Si no hay opción y lo único que tenemos disponible es un plato de loza, hay que colocar en su interior piedras que formen “islas” en las que las aves puedan posarse sin resbalar, y que faciliten también la salida del agua tras el baño.
Cuidado de los bebederos
Aquí os dejamos unos cuidados básicos a la hora de elegir un recipiente como bebedero.
Evitar recipientes de superficie resbaladiza, crear “islas” con piedras en su interior o rellenar el recipiente solo hasta que el agua alcance unos dos o tres centímetros de profundidad.
Colocar el bebedero de forma que sea imposible que caiga encima de cualquier transeúnte, aunque algún ave corpulenta lo mueva sin querer.
Es muy importante renovar cada día el agua de su interior si es que no se ha evaporado, y aprovechar para limpiarlo. Si dejamos agua estancada de forma permanente podrían criar mosquitos, y la suciedad podría provocar que unas aves transmitieran enfermedades a otras. Así que el bebedero siempre debe disponer de agua limpia.