- Las causas de este declive permanecen sin ser identificadas con seguridad, pero se ha constatado que el descenso es más acusado en los medios urbanos que en entornos rurales
- Desde SEO/BirdLife celebramos el Día Mundial del Gorrión concienciando sobre la necesidad de conservar la especie y la biodiversidad urbana
Las medidas encaminadas a la naturalización de las ciudades ayudan a mejorar la dieta del gorrión común. Ejemplos muy claros como la reducción de la frecuencia de siegas en praderas de césped, la naturalización de alcorques en el arbolado urbano o la presencia de vegetación adventicia, las también llamadas “malas hierbas” en cunetas y descampados benefician a la especie.
Estas áreas cubiertas por vegetación herbácea son una fuente de alimento, semillas e insectos, que son aprovechadas por el gorrión común y otras especies silvestres en la ciudad.
“Es importante constatar la belleza de los espacios “asalvajados” en las ciudades, ya que son capaces de albergar una mayor biodiversidad que las áreas verdes en las que se realiza un mantenimiento intensivo. SEO/BirdLife viene desarrollando estas y otras medidas de naturalización que benefician a especies de aves urbanas, como el gorrión común, en ciudades como Santander, Girona, Valencia o Pinto, en Madrid”, señala Beatriz Sánchez del programa de Biodiversidad Urbana de SEO/BirdLife.
La biodiversidad urbana es sin duda la base de las ciudades resilientes. SEO/BirdLife considera que los ayuntamientos deben apostar por la biodiversidad como elemento transversal, no sólo desde el punto de vista de la responsabilidad en su conservación. También se debe tener en cuenta el importante papel que debe tener la biodiversidad en la construcción de ciudades resilientes, su relevancia en la aportación de servicios ambientales básicos y, en definitiva, su repercusión en la mejora de la calidad de vida de los habitantes de los entornos urbanos.
SEO/BirdLife asumió el desafío de conservar la biodiversidad urbana hace cerca de 20 años y desde entonces ha desarrollado proyectos pioneros, en colaboración con administraciones locales y empresas.
Lo que le pasa al gorrión, nos pasa a los seres humanos
Al igual que el canario en la mina, lo que le pase al gorrión común debería servir como aviso de lo que le puede pasar a las personas que viven en los entornos urbanos. Y las noticias no son buenas porque, a pesar de su abundancia y amplia distribución, en las últimas décadas se han detectado [Ui1] declives de sus poblaciones. En algunas ciudades de Europa, como Londres y Praga se produjo un gran descenso de sus poblaciones se estima que en las últimas tres décadas Europa ha perdido el 60% de las poblaciones de gorriones comunes.
En España, según los últimos datos del programa de seguimiento de aves Sacre de SEO/BirdLife las poblaciones de gorrión común han descendido casi un 20% desde que se registran sus datos con el programa Sacre (1998), aunque como se observa en la gráfica su evolución presenta altibajos, propios de la dinámica de las poblaciones de pequeñas aves. Para esta especie la acumulación de declives es mayor que la de aumentos, por ello, con el paso de los años, la población cada vez es menor respecto a 1998. De todas formas, también se observa que este descenso sucedió principalmente en la primera década de estudio, mientras que en los últimos diez años se está estabilizando.
Gráfica: Evolución de la población de gorrión común en España de 1998 a 2022, según los datos del programa Sacre de SEO/BirdLife, aunque como se observa en la gráfica su evolución presenta altibajos con años más favorables. Fuente: SEO/BirdLife.
Las causas de este declive permanecen sin ser identificadas, pero sí se sabe que el descenso es más acusado en los medios urbanos que en entornos rurales. Dada la preocupante situación observada a nivel global, han sido muchos los investigadores que se han lanzado a la ardua tarea de averiguar por qué hay cada vez menos gorriones en los sitios donde disminuyen (aumentan en otros, pero esto es la excepción, no la regla). Sin embargo, esta es una pregunta muy compleja donde a cada nuevo paso, se abren nuevos interrogantes.
“Hasta la fecha, lo único que parece evidente es que un desmesurado desarrollo urbanístico en el territorio se relaciona con la disminución del número de gorriones en esa área. En cuanto a las causas señaladas, son muchas y muy variadas: contaminación atmosférica, exceso de ruido, falta de lugares de nidificación, escasez de insectos, especialmente necesarios en su dieta durante la época de cría, o una gestión de zonas verdes que no tiene en cuenta la biodiversidad”, destaca Sánchez.
Como algunas de estas causas afectan también directamente a los seres humanos, el declive de las poblaciones de gorriones debería servir a la humanidad como aviso de que necesitamos ciudades más verdes, que se planifiquen y gestionen teniendo en cuenta el importante papel de la biodiversidad como proveedora de servicios ecosistémicos fundamentales para garantizar la calidad de vida en los entornos urbanos.
Cómo inciden nuestros hábitos en los gorriones
Asimismo, las causas apuntadas del declive del gorrión tienen un origen antrópico. Por ejemplo, según un reciente estudio elaborado por investigadores españoles la costumbre de aprovechar los restos de comida de los seres humanos afecta negativamente a la salud de los gorriones, en concreto a su condición corporal y a su fisiología nutricional, induciendo, en algunos casos al estrés oxidativo a pesar de la ausencia de contaminación ambiental.
Los investigadores recogen en Eating in the city: Experimental effect of anthropogenic food resources on the body condition, nutritional status, and oxidative stress of an urban bioindicator passerine, entre otras muchas conclusiones, que los gorriones expuestos a dietas distintas sufren diferentes carencias. Por ejemplo, la dieta a base de bocadillos les provocó anemia y desnutrición (especialmente a las hembras, produciéndoles una pérdida de su condición corporal), mientras que una dieta a base de alimentos para gatos supuso un aumento de los indicadores de estrés oxidativo y el catabolismo proteico.
Es de sobra conocido que la “comida basura” tiene consecuencias similares en los seres humanos, por lo que estos resultados son un ejemplo claro del importantísimo papel que tiene el gorrión común como bioindicador.