SEO/BirdLife, dentro del programa Migra, ha contado en esta ocasión con la colaboración de la Junta de Castilla y León y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) para el marcaje de dos ejemplares de águila imperial en la provincia de Palencia. Con ello se pretende avanzar y profundizar en el conocimiento de la biología de una de las especies más emblemáticas y representativas de la avifauna española.
El águila imperial, especie amenazada y evaluada como “en peligro” en el Libro Rojo de las Aves de España, está bien extendida por el centro y este de Europa, pero en el oeste del continente tiene su principal punto de concentración en España. Además, no se extiende por todo el territorio, si no que se restringe al cuadrante noroccidental de la península, por lo que los nuevos marcajes contribuirán a que se avance en el conocimiento de la especie, de sus amenazas y en la identificación de “puntos negros” o zonas donde se deben realizar mayores esfuerzos de conservación para que la población siga aumentando y salga de su estado de conservación desfavorable.
Según se recoge en el III Atlas de las Aves en Época Reproductora en España, se trata de una especie endémica de la península ibérica que se distribuye actualmente por el cuadrante suroccidental de la península, concretamente en las comunidades de Castilla y León, Madrid, Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía. Sus mayores poblaciones reproductoras están asociadas a los sistemas montañosos y dehesas del centro y sur peninsular (Montes de Toledo, Sierra Morena, sistema Central y sierras extremeñas) y enclaves del sur de Andalucía (Doñana y La Janda), aunque se presenta de forma creciente en zonas de llanura de ambas mesetas, hacia donde se está expandiendo en los últimos años.
Los límites del área global de distribución han aumentado en los últimos años de forma notable debido a una expansión hacia el Este (Albacete, Guadalajara y Cuenca), el Norte (Salamanca, Valladolid y Palencia) y el Sur (Granada), aunque el incremento es más notable dentro del área conocida ya en las anteriores décadas. La especie estuvo asociada a los ecosistemas mediterráneos, y ocupaba hasta mediados de la primera década de los 2000 principalmente zonas de sierra y dehesas y en menor medida en fresnos, pinos, eucaliptos y otras especies, y era anecdótica la nidificación en álamos.
A partir de 2004 se ha producido una tendencia creciente a reocupar zonas de llanura de ambas mesetas, anidando cada vez más en sotos fluviales, pequeñas arboledas o árboles aislados en medio de terrenos de labor en secano, como es el caso de las aves marcadas en esta ocasión.
Dado el carácter sedentario de la especie, no se observan grandes diferencias en la distribución entre invierno y primavera, pero en sus primeros años de vida realiza movimientos a veces muy grandes y también muy desconocidos hasta ahora. Estos movimientos por tierras desconocidas son las que llevan a estas grandes águilas a enfrentarse con elementos desconocidos y que muchas veces originan problemas en su vida y en el estado de conservación de la especie, pues es el momento donde se detecta mayor mortalidad de ejemplares.