Las macrogranjas están envenenando nuestro agua. Es el momento de frenar su descontrolada expansión. Solo así podremos evitar una nueva y devastadora crisis, la del agua”. Con estas palabras resume Luís Ferreirim, responsable de agricultura de Greenpeace España, los primeros resultados arrojados por el proyecto “Sin agua no hay pueblos. El derecho al agua limpia” que busca evaluar las aguas del medio rural español y el impacto de la producción industrial en ellas. La ganadería y agricultura industriales son la principal causa de la contaminación del agua por nitratos, por ello es urgente un cambio de modelo para preservar este recurso vital y cada vez más escaso.
El pasado mes de abril, Greenpeace, con la colaboración de diversas entidades sociales de las 17 comunidades autónomas, puso en marcha una Red Ciudadana de Vigilancia de la Contaminación del Agua por Nitratos y distribuyó medidores para evaluar sus niveles en agua. Durante el mes de mayo se han llevado a cabo las primeras mediciones en casi 250 puntos distribuidos por toda España (a lo largo del año se tomarán muestras otras tres veces en los mismos puntos) y los primeros resultados son alarmantes: 27,6% de los puntos (66 de 239) dan valores por encima de los 50 mg/l, siendo incluso algunas muestras en agua de consumo humano, cuando a partir de los 25 mg/l ya se considera una incidencia importante y preocupante. El 8% arroja valores entre los 40 y los 50 mg/l y 15% entre los 25 y los 40 mg/l. El preocupante ejemplo de Zamora
Barcial del Barco (Zamora) es uno de los pueblos donde el agua de consumo humano ha dado valores por encima del límite legal para agua potable. Allí la Coordinadora Pueblos Vivos Zamora, tras medir el agua de distintos puntos, notificó a su alcalde niveles de 64 mg/l, lo que llevó al Ayuntamiento a repetir el análisis en un laboratorio que corroboró el dato (66,3 mg/l en el depósito y 63,8 mg/l en el grifo). Ante el conocimiento de que sus vecinos estaban bebiendo agua contaminada, han tenido que cortar este mes el suministro de agua y engancharlo a otra toma de abastecimiento.
“Esos purines, que no son abono, como se filtren van a afectar el agua, el agua potable para las personas. ¿Quien tiene que hacer algo? Las autoridades y los ayuntamientos. Yo no permitiría tanta macrogranja, son pan para hoy y hambre para mañana”, afirma Francisco Fernández, vecino de Barcial del Barrio.
No es un caso aislado en la provincia zamorana, donde el 66% de las muestras dieron valores por encima de los 50 mg/l. No en vano, tiene una elevada carga de ganadería industrial, en particular de porcino. Las reiteradas denuncias de las plataformas vecinales ante la situación y la concesión de más licencias para nuevas macrogranjas, dio lugar a una reciente resolución del Procurador del Común de Castilla y León por la cual se insta a la Junta tomar las medidas, designando nuevas Zonas Vulnerables a Nitratos.
Aún más preocupante es el hecho de que la mayoría de las mediciones que dan valores elevados de contaminación son en aguas subterráneas, ya que, en un escenario de crisis climática donde el agua va a ser cada vez más escasa, es suicida seguir contaminando las reservas de agua del futuro.
Es de destacar también que la mitad de los puntos está aún por debajo de los 25 mg/l, lo que es muy positivo y urge aún más a actuar, impidiendo actividades contaminantes en estos sitios para evitar que pase lo mismo que en zonas como Castilla y León, Cataluña y Aragón.
La contaminación por nitratos
Pero no solo Greenpeace evidencia esta situación. El propio Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico ha reconocido que el 30% de las estaciones de control de las aguas subterráneas y el 50% de las superficiales indican una mala calidad debido a la contaminación por nitratos. Sin embargo, existen sólo ocho estaciones de control de aguas subterráneas por cada 1.000 km2, lo que es claramente insuficiente, más aún ante la expansión de las macrogranjas.
Las medidas que España ha puesto en marcha hasta el momento no han sido suficientes para frenar este problema y el incumplimiento de la legislación ambiental comunitaria llevó a la Comisión Europea a abrir un procedimiento de infracción contra España en 2018 y a enviar un dictamen motivado, el julio de 2020, en el que se exigen medidas para atajar este grave problema. Por este motivo, el Gobierno español presentó en marzo una modificación del Real Decreto 261/1996, por el que se regula la protección contra la contaminación producida por los nitratos procedentes de fuentes agrarias. Desde Greenpeace hemos exigido más ambición, pero ante el actual escenario, el Gobierno ya propone rebajar de 50 a 37,5 mg/l el límite para determinar que una masa de agua está contaminada.
Cadáveres de cerdos amontonados en contenedor. (Macrogranja en San Cebrián de Castro -Zamora-)
Según los últimos datos del Sistema Integral de Trazabilidad Animal (SITRAN) del Ministerio de Agricultura, el censo de animales en enero de 2021 era de casi 504 millones de animales, casi 11 veces la población de España. Es de destacar que entre 2018 y 2021 el censo de gallinas y pollos se incrementó un 26% pasando de 337 millones a casi 426 millones y el de cerdos un 9% pasando de 29 millones a más de 32 millones. En particular, en el sector porcino es llamativo el incremento de explotaciones en sólo tres años, ya que se concedieron 1.704 nuevas licencias, más de una y media diarias.
El elevado número de explotaciones de ganadería industrial y de animales tiene consecuencias graves para el medioambiente y la salud de las personas, como es el caso de la contaminación del agua por nitratos pero también otras. La ganadería industrial es responsable, según el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes, del 94% de las emisiones de amoniaco estatales, siendo el porcino industrial responsable del 67% de las emisiones y la explotación industrial de pollos y gallinas del 27%. En cuanto a las emisiones de metano (un recién informe de la ONU concluyó que es crucial reducir estas emisiones para hacer frente al cambio climático) la ganadería industrial es la responsable del 31% de las emisiones estatales, siendo el porcino industrial el responsable de la totalidad de estas emisiones. El vacuno está exento de declarar sus emisiones, tanto de amoníaco como de metano, aunque su contribución es muy significativa.
Además, sobre Castilla y León se cierne la amenaza de tener la mayor explotación de vacuno de leche de la UE. El proyecto de macrovaquería de Noviercas (Soria) explotaría 23.520 vacas, estaría entre las cinco más grandes del mundo y sería también una fábrica de metano, y por ello de cambio climático, y de producción de nitrógeno.
“Hace mucho que superamos el punto de no retorno en muchas masas de agua subterránea debido a la contaminación por nitratos. No se puede permitir que cuatro se enriquezcan a costa de la salud de las personas y del medioambiente. Aún estamos a tiempo de evitar un mal mayor y generalizado. Cada nueva macrogranja o ampliación de las existentes nos acerca aún más al abismo. Es urgente una moratoria estatal a la ganadería industrial y reducir la cabaña ganadera en intensivo”, ha concluido Ferreirim.
Demandas de Greenpeace:
Adopción de una nueva regulación de nitratos que permita reducir al menos un 50% las emisiones de nitrógeno para 2027, teniendo como referencia el año 1996
Establecimiento de una moratoria estatal y/o regionales a la ganadería industrial de, al menos, cinco años: ni explotaciones nuevas ni ampliaciones de las existentes
Un plan para la reducción progresiva de la cabaña ganadera en intensivo
Formación al sector agrícola y ganadero sobre la importancia de preservar un recurso tan vital como el agua
Medidas de control efectivas y sanciones (quien contamina paga) que permitan poner fin a las malas práctica
-Luis Ferreirim | Greenpeace España,