El viernes pasado quedaron suspendidas las negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea (conocido como TTIP por sus siglas en inglés) al anunciarse que la delegación estadunidense no viajaría a Europa a causa del cese de actividades por parte de la administración del país.
Amigos de la Tierra muestra su preocupación por la amenaza que representa el Tratado de Libre Comercio para la protección ambiental y social, así como de los consumidores (1). La organización hace un llamamiento para que los negociadores europeos utilicen este respiro como un tiempo de reflexión para asegurar que los intereses de las personas y el medio ambiente tengan la máxima prioridad frente a los intereses empresariales.
Muchas empresas ya están influyendo para que el acuerdo responda a sus intereses, por ejemplo, presionando contra medidas que impedirían la importación desde Canadá y Estados Unidos de petróleo extraído de las graves e impactantes arenas bituminosas, o contra las medidas de protección del consumidor que dificultan a las empresas estadunidenses la exportación de transgénicos a la UE.
Liliane Spendeler, directora de Amigos de la Tierra, declaró: “los decisores políticos a ambos lados del Atlántico disponen ahora de un tiempo adicional. Deben darse cuenta de que un acuerdo comercial EEUU-UE sólo puede ayudar a salir de la crisis económica, climática y ambiental si se centra en los intereses de la gente y de La Tierra. Sin lugar a dudas, las multinacionales utilizarán este retraso para seguir rebajando los criterios ambientales y sociales, especialmente en lo que concierne a la alimentación, la agricultura (2), los productos químicos y la energía. No se puede vender nuestra salud ni nuestra seguridad en un acuerdo que favorecería principalmente a las grandes empresas o limitaría la capacidad reguladora de los estados».
Amigos de la Tierra insiste en que no se puede otorgar dentro del acuerdo el derecho a empresas e inversores de poner en jaque medidas democráticamente implementadas por los estados, mediante el mecanismo de “solución de controversias entre inversores y Estados” (3), tal y como está ocurriendo con los Tratados de Libre Comercio entre otras partes del mundo. Sólo sería aceptable un acuerdo si incrementase la protección del medio ambiente y del consumidor y no mermase la capacidad legislativa de los gobiernos.
A su vez, Amigos de la Tierra alerta sobre la falta de transparencia de las negociaciones y reivindica el derecho a una amplia participación pública, con acceso a todos los documentos, debido a las consecuencias dramáticas que podría tener un acuerdo de libre comercio en nuestras vidas y nuestro planeta.
Liliane Spendeler | Amigos de la Tierra