Greenpeace simula una playa privada frente al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. ¿Medio Ambiente? También junto a la playa privada han incluido dos signos de interrogación en estas palabras. A la vista de la flexibilización de la normativa ambiental en este país, es un cuestionamiento muy oportuno.
Porque la Ley significa en la práctica, privatizar un frente costero con un mensaje claro “todo ha valido en los años de burbuja inmobiliaria” y aquellos que especularon sobre terreno público lo podrán seguir haciendo en un futuro. A la amnistía fiscal se le suma ahora la amnistía urbanística.
No puede ser peor. Esta es la valoración de Greenpeace ante la reforma de la Ley de Costas. Ahora tapizada bajo un rimbombante título de “Ley de protección y uso sostenible del litoral”. Hemos tardado cuatro días en entender las entrañas de esta ley, que de forma sibilina persigue cómo solventar todos los negociados en los 8000 kilómetros de empresarios, industrias y ayuntamientos. Tras cuatro días y tres abogados detrás, la conclusión es la misma: esta ley es un claro retroceso en la protección del litoral y la garantía del disfrute del uso público de la costa. Es sólo un anteproyecto de Ley y te necesitamos. Necesitamos tu firma para parar esta barbaridad, firma en la Plataforma No a Nuestra Costa. Este anteproyecto no debe llegar al Parlamento en estos términos.
Greenpeace