- Las medidas preventivas, como el uso de mastines y cercados, alcanzan una eficacia demostrada de hasta el 100% en reducción de daños.
- Más del 90% de los ganaderos entrevistados están satisfechos con su uso y demandan financiación.
- Se trata de proteger a la especie sin abandonar a la ganadería extensiva, apoyándola con medidas que aumenten su rentabilidad y minimicen las pérdidas.
Ante la continuación de la oposición para el fin de la caza, la organización WWF recuerda que la solución es la coexistencia y que las medidas preventivas para los daños al ganado tienen una alta aceptación y eficacia, que puede llegar al 100% si se usan adecuadamente. WWF insta a las CCAA a abandonar el discurso polémico y centrarse en impulsar una coexistencia efectiva que apoye tanto la conservación del lobo como a la ganadería extensiva, en cumplimiento con la normativa europea.
Las medidas preventivas funcionan y quien las pone en marcha no deja de utilizarlas. Esta es la conclusión de uno de los estudios que avalan el mensaje de WWF, tras años de trabajo en coexistencia: la solución no es reducir las poblaciones de lobo, sino evitar que se produzcan daños al ganado. La clave es conseguir que la coexistencia no suponga un coste añadido para la economía de la ganadería extensiva, lo cual es posible apostando por un modelo que se centre en la prevención de daños.
Los datos, resultado del análisis del uso de medidas preventivas 10 años después del proyecto LIFE COEX y publicados en el Congreso de la Sociedad Española de Conservación y Estudio de Mamíferos, muestran la alta efectividad de las medidas preventivas así como la elevada aceptación por parte de los ganaderos, de más del 90%. La única desventaja apuntada por los ganaderos fue el coste añadido que suponen estas herramientas que se compensaría, sin embargo, al ser financiado íntegramente con fondos públicos, tal y como recomienda la carta de la Comisión Europea a los ministros de los estados miembros.
Estas medidas preventivas incluyen las más conocidas, como los mastines y otros perros de guarda y defensa del ganado, que disuaden a los depredadores reduciendo los ataques con una eficacia del 70%. Otras medidas, como las vallas o pastores eléctricos y los cercados fijos actúan impidiendo que el ganado se disperse y sea más susceptible de ser atacado al mismo tiempo que dificultan la entrada de los depredadores dentro del redil, con una eficacia de hasta el 99,8% y el 100% para cercados electrificados y fijos respectivamente.
Existen además medidas preventivas menos frecuentes, como el cambio de manejo, agrupando los partos para proteger más fácilmente a los animales más vulnerables o la recogida nocturna del ganado, entre las más tradicionales, y otras más innovadoras con elementos disuasorios, como las barbacanas o fladries electrificados, que han mostrado excelentes resultados, o los focos o cañones acústicos que evitan que los depredadores se acerquen y que tienen una alta efectividad en condiciones variables que permiten que los depredadores no se habitúen.
La eficacia de las medidas preventivas depende del tipo de ganadería y manejo, así como de las peculiaridades geográficas, pero distintos estudios en zonas tan dispares como España y Portugal o Alemania, muestran que la reducción de daños puede llegar al 100% cuando se usan de forma conjunta y forman parte de un plan integrado de prevención que incluya un análisis previo de la explotación, tipo de ganadería, manejo y orografía así como asesoría en la elección de las mejores medidas, su puesta en marcha y un seguimiento adecuado para corregir posibles fallos.
Estos planes integrados deben complementarse por un sistema de compensación ágil y justo para los casos excepcionales en los que las medidas fallen así como por una formación adecuada a quienes realizan las valoraciones de daños. Se trata de una especialización compleja que, a día de hoy, las administraciones no proporcionan, como así quedó patente en el taller impartido por WWF.
Para Gema Rodríguez, responsable de especies de WWF, “estos estudios demuestran que hay que trabajar en la puesta en marcha de las soluciones prácticas con eficacia probada. Sin embargo, seguimos observando cómo las CCAA insisten en seguir cazando lobos y en obstaculizar la protección de la especie, en lugar de avanzar en el sentido de la coexistencia”.