Ante la celebración, mañana, del Día Sin Coches, se advierte que el nivel de tráfico, en puntos como Madrid o Barcelona, se acerca a valores precovid, mientras el transporte público está aún al 70% de demanda
El automóvil está siendo, lamentablemente, el medio de transporte “ganador” en la vuelta al trabajo post-pandemia. Así lo denuncia Greenpeace a través de un dossier que analiza la evolución de la movilidad, con motivo de la celebración, mañana, del Día Mundial Sin Coches 2021. Mientras el tráfico rodado se acerca ya a los valores precovid, el transporte público crece más lentamente y todavía está al 70% de la demanda, respecto a 2019.
Como muestra Greenpeace en este video, lanzado en el marco de la Semana de la Movilidad, el transporte público es fundamental para la sostenibilidad de las ciudades y recuerda que un trasvase de demanda del bus y el metro hacia el vehículo particular tendría consecuencias negativas sobre la calidad del aire y, por ende, sobre nuestra salud. Debido a la influencia de la meteorología, noviembre y diciembre son meses donde los picos de contaminación son habituales en ciudades como Madrid, donde la semana pasada el tráfico ya alcanzó el 99,6% en hora punta respecto a un día equivalente.
Esta recuperación de la movilidad en coche no se da de igual forma en trenes y autobuses. La demanda del transporte público urbano se sitúa alrededor del 70% frente a los valores de 2019, un valor que se repite de manera constante a lo largo de todo el estado.
De las ciudades que han facilitado datos, al menos Girona (Teisa) y Valladolid (Auvasa) se ubican en ese 70%, muy cerca de Valencia (EMT) al 71% y Madrid (EMT y Metro) al 72%. Datos similares a los de Barcelona, donde TMB registra un 75% en Metro y 66% en autobús. La horquilla abarca desde el 60% en la Costa del Sol (Málaga) al 80% de Gijón (Emtusa), pero siempre con el 70% como punto de referencia.
Cinco motivos que explican la recuperación del coche
El análisis realizado por Greenpeace para el Día Mundial Sin Coches contempla hasta cinco posibles causas que, según los datos disponibles, justifican la rápida recuperación del automóvil frente al transporte público.
- Una menor congestión por el descenso generalizado de la movilidad
- Una mayor facilidad para aparcar, por el mismo motivo
- La falsa sensación de inseguridad frente al contagio en el transporte público
- La recuperación de la movilidad laboral por el fin del teletrabajo [1]
- La predominancia del turismo nacional frente al internacional
“Durante la pandemia hemos visto cómo las ciudades son más habitables cuando hay menos coches. Sin embargo, muchos de nuestros alcaldes no han aprendido nada durante esta pandemia”, ha declarado Adrián Fernández, responsable de movilidad de Greenpeace. “Si no se toman medidas urgentes, nos arriesgamos a unos niveles de tráfico peores que en 2019. A más coches, más contaminación y peor calidad de vida.”
Zonas de Bajas Emisiones para frenar el tráfico
Para evitar futuros episodios de contaminación, Greenpeace demanda la implantación inmediata de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). La Ley de Cambio Climático ya exige que 150 ciudades cuenten con esta medida durante el próximo año. Sin embargo, actualmente sólo Madrid y Barcelona cuentan con una ZBE.
El pasado mes de abril activistas de Greenpeace reclamaron al alcalde de Sevilla, Juan Espadas, que activase el ‘Plan Respira’ (antes Plan Centro, suspendido desde 2011) [2]. Una reclamación similar a la realizada el pasado viernes contra Abel Caballero, alcalde de Vigo, que aún no ha elaborado una propuesta de ZBE, a pesar de que la FEMP, que él mismo preside, ha elaborado una guía animando a su implantación.
Igualmente, la organización ecologista solicita al Gobierno de España que desarrolle un reglamento para regular las Zonas de Bajas Emisiones que pide la Ley. Hasta el momento, el Ministerio de Transición Ecológica ha presentado unas directrices para su elaboración, pero éstas no son de obligado cumplimiento.
Según Greenpeace, la ausencia de criterios vinculantes está permitiendo que los ayuntamientos menos comprometidos implanten zonas muy laxas y sin efectos reales, como ha sucedido con la modificación de Madrid Central, realizada por el alcalde José Luis Martínez-Almeida, que permitirá 45.000 coches más al centro. [3]
Adrián Fernández