Doha, 29 de noviembre de 2012.- Los países desarrollados reunidos en Doha (Qatar) tienen que dejar de dar vueltas y enfrentar de una vez las severas pérdidas y daños sin precedentes que está provocando el cambio climático a las comunidades y ecosistemas más vulnerables. Dado que los esfuerzos de mitigación- reducción de emisiones- y los esfuerzos de adaptación son muy lentos y escasos, los países desarrollados deben asumir ahora la responsabilidad por las consecuencias que está causando el calentamiento global.
Las graves catástrofes ambientales ocurridas este año, así como las dramáticas inundaciones en Filipinas y Bangladesh, el huracán Sandy y la gran sequía en Rusia, Austria y Estados Unidos son solo algunos indicadores de un mundo afectado por el cambio climático. Los impactos sobre las vidas humanas, la economía, las infraestructuras y la naturaleza no solo son reales, sino que en muchos casos son irreversibles y evolucionarán a peor.
El informe “Abordar los límites de la adaptación” señala que tomar decisiones inmediatas es un deber moral y legal de los países desarrollados con alto nivel de emisiones. Lo primero y fundamental para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 grados es realizar una reducción rápida y drástica de emisiones.
En segundo lugar, se tienen que tomar medidas para apoyar y proteger a las comunidades más vulnerables, así como sus ingresos y bienes. Pero, incluso, tomando estas medidas, se producirán impactos inevitables que tendrán que ser sistemáticamente abordados.
Por lo tanto, los gobiernos deben crear un nuevo marco internacional para compensar los “daños y pérdidas” derivados del cambio climático, dentro del marco de la convención de la ONU sobre cambio climático. Este marco debe incluir un mecanismo internacional centrado en la compensación y rehabilitación, debiendo prepararse los máximos emisores para pagar los costes de su pasividad en la lucha contra el cambio climático y los impactos sobre las comunidades que esto conlleva.
Por lo tanto, los gobiernos en Doha deben:
– Establecer un marco legal internacional, bajo la convención de la ONU sobre cambio climático para tratar los severos daños y pérdidas causados por el cambio climático.
– Desarrollar vías para compensar por las pérdidas financieras y no financieras, tales como la pérdida de territorio, biodiversidad, cultura y tradición
– Asegurar apoyo y recolocación para aquellas personas que se ven continuamente forzadas a migrar por la pérdida de tierra e ingresos.
Kit Vaughan, Director de la delegación de Care International, afirmó: “los impactos del cambio climático están aumentado en frecuencia e intensidad. El fracaso de los países desarrollados, a la hora de tomar medidas de mitigación y adaptación, nos sitúa en una nueva era del cambio climático, la era de los “daños y pérdidas”, que presenta gran injusticia social, dado que los países menos desarrollados son los menos responsables del problema del cambio climático y, sin embargo, son los principales afectados. Los gobiernos deben reaccionar y tomar medidas urgentes y contundentes de mitigación, adaptación y compensación de los “daños y pérdidas”.
Sandeep Chamling Rai, asesor de políticas de adaptación al cambio climático de WWF, declaró: “Los ecosistemas son un eslabón vital en la cadena de la supervivencia y necesitan ser compensados y restaurados, dada la falta de acción y voluntad para frenar el cambio climático”. Y continuó: “El cambio climático es la mayor amenaza para la biodiversidad y los ecosistemas, de los cuales dependen millones de personas. Una vez hecho el daño, especialmente en ecosistemas vulnerables como los corales, glaciares, o sistemas fluviales, no hay vuelta atrás. Necesitamos reconocer de forma urgente la necesidad de compensar los daños y pérdidas en esas áreas”.
Harjeet Singh, coordinador internacional para la reducción de riesgos y desastres de ActionAid, apuntó: “muchas comunidades de agricultores con las que trabajamos son incapaces de adaptarse a los cambiantes ciclos estacionales, así como la intensidad de las tormentas que destruyen sus cultivos. Las devastadoras sequías están destruyendo las tierras de pastoreo de las que dependían algunas comunidades desde hace siglos”.
A nadie le gusta ser forzado a realojarse pero, si es necesario, al menos debe compensarse a las comunidades para que puedan recuperar su sustento. Debemos empezar a planificar desde ahora para no perder la esperanza de evitar las tragedias que el cambio climático causará.
Coral García | WWF